J. Rodríguez Somolinos
Estudios Clásicos 33, 1991, pp.83-118.
La lexicografía griega en los últimos años
Introducción.
El propósito de este trabajo es recoger e informar críticamente sobre las publicaciones de lexicografía griega que me han parecido de mayor interés de entre las aparecidas en los últimos años, más o menos desde 1983. La fecha propuesta no es arbitraria, por cuanto continúo un trabajo escrito ese año por J. López Facal, titulado «Estado actual y tendencias de la Lexicografía griega»[1], que a su vez es en parte una puesta al día de un artículo de F.R. Adrados de 1979, titulado «La lexicografía griega: su estado actual y el Diccionario Griego-Español»[2] y de varios capítulos de estos dos autores en el libro colectivo Introducción a la Lexicografía Griega.[3]
Pretendo por tanto ofrecer un balance de las realizaciones de la lexicografía griega en los últimos años así como información sobre algunas empresas en curso. En su artículo de 1979, Adrados enumeraba una serie de areas especialmente desatendidas en los diccionarios generales, especiales y estudios lexicográficos. Hoy vemos que muchas de estas areas empiezan lentamente a cubrirse con nuevos trabajos y proyectos en marcha.
El plan de la exposición es el de tratar por este orden I. Diccionarios generales. II. Diccionarios de griego cristiano. III. Lexicografía especial. IV. Estudios lexicográficos y complementos a los diccionarios generales. V. Otros instrumentos de trabajo. VI. El Thesaurus Linguae Graecae y otros bancos de datos.[4] Me detendré en cada una de estas secciones en algunas publicaciones y proyectos especialmente significativos, lógicamente sin afán de exhaustividad, pues ello desbordaría los límites requeridos por la ocasión.
I. Diccionarios generales.
Para hablar de los diccionarios generales de griego antiguo actualmente en curso de realización me referiré por este orden al Suplemento de LSJ, al DGE, al Lexicon zur byzantinischen Literatur, al Lexicon of Greek Personal Names y al Dictionnaire étymologique complémentaire de la langue grecque de Van Windekens.
1. Liddell and Scott Supplement.
En un artículo publicado en 1987 titulado «Liddell-Scott: su pasado y su estado presente», Peter Glare[5], principal responsable del futuro Suplemento al LSJ, actualmente en preparación, hace una recapitulación de los principales méritos, trabajosamente conseguidos, de este diccionario en sus sucesivas ediciones así como también de sus conquistas solo en parte conseguidas y de sus principales deficiencias, algunas de ellas en buena parte achacables al tiempo transcurrido y al cambio de mentalidad.[6] Allí se nos habla, entre otras cosas, de recoger a fondo progresivamente más autores, épocas y géneros más allá de lo que son términos o usos raros o específicos de esos textos, especialmente autores técnicos y tardíos, inscripciones y papiros. También se cuestiona la decisión de excluir la patrística, que a pesar de todo Lampe solo cubre parcialmente. Glare también repasa los distintos apartados de que consta un artículo de LSJ y va desgranando, con multitud de interesantes ejemplos, los errores generales y particulares que pueden esconderse en ellas[7]: en el apartado gramatical y dialectal, en las notas etimológicas (que él preferiría abandonar), en los contextos, en las definiciones (este es el apartado más interesante). También pone de relieve las dificultades intrínsecas de un trabajo de revisión como el suyo. Concluye Glare que no es una condena de LSJ el sugerir que, de ser posible, una completa reelaboración del material griego sería un gran beneficio para la filología.
Sabemos que lo que Peter Glare está haciendo es un nuevo Suplemento, más amplio que el anterior (al que lógicamente incluirá)[8], pero da la sensación, leyendo estas páginas, de que lo hace a disgusto y de que lo que verdaderamente desearía es rehacer el diccionario, pues se da cuenta de que para poner en práctica todos esos principios y corregir todos esos pequeños vicios e inconsecuencias lexicográficas, el marco de un Suplemento siempre se quedará chico, a riesgo de sumir a los lectores en la confusión. En efecto, lo que hay que esperar de un Suplemento es la correción de inexactitudes y errores graves, la incorporación de términos y sentidos nuevos, de citas especialmente interesantes por una u otra razón. Pero el tratar de corregir todas esas cosas a las que alude Glare supondría rehacer muy seriamente el diccionario. Todas esas deficiencias que va desgranando Peter Glare son otros tantos desafíos a los que se enfrenta actualmente. Muchas de ellas son las típicas que un lexicógrafo es capaz de apreciar más que ninguna otra persona. No resulta sorprendente descubrir que se trata de parecidos empeños a los que se enfrentan los autores del DGE, que es el siguiente diccionario de que paso a ocuparme.
2. Diccionario Griego-Español.
Sobre él me limitaré a hacer algunas observaciones generales. En el lapso de tiempo que cubre este trabajo apareció su segundo volumen, en 1986, y muy recientemente, en 1991, el tercero, que llega hasta bien entrada la letra beta, concretamente hasta Βασιλεύς, lo que supone ya 690 páginas de diccionario en total.[9] Una novedad importante de este tercer tomo es que incluye una nueva edición, corregida y aumentada, de las listas de referencia de autores y obras, papiros y óstraca, inscripciones y abreviaturas. Esta nueva edición de las listas no solo es un serio indicio de la mejora en cantidad y calidad del diccionario y del interés por no dejar de lado la bibliografía reciente, sino que constituye algo valioso por sí mismo y que puede ser apreciado y utilizado por los estudiosos de los más diversos campos. En general, puede decirse que el ritmo de publicación de los sucesivos volúmenes se va acelerando progresivamente, en parte gracias a la utilización de la informática[10], y hoy por hoy puede aspirar legítimamente al desideratum de publicar un volumen aproximadamente cada tres o cuatro años. Con ser grande la deuda con respecto a su inmediato predecesor, el LSJ, es apreciable (y lógica) la mejora en conjunto y en una serie de areas, como la papirología, la epigrafía[11], la literatura tardía, los autores técnicos, etc., si bien no hay que perder de vista que se trata de un diccionario general que no pretende aspirar a la exhaustividad en ninguno de los campos que cubre. Hay que notar también que, poco a poco, su repercusión en la literatura científica va creciendo y diversificándose.[12]
3. Lexicon zur byzantinischen Literatur.
Otro diccionario que cabe calificar de general, ya que, a pesar de que se ocupa de una franja cronológica determinada, recoge vocabulario de todo tipo de fuentes, es el Lexicon zur byzantinischen Literatur (LBL), obra que lleva a cabo un grupo de investigadores alemanes y austríacos bajo la dirección de E. Trapp y el apoyo de organismos oficiales de ambos países. Este diccionario fue anunciado en los congresos de Bizantinística de Viena (1981) y de Washington (1986) y de nuevo en un interesante volumen colectivo titulado Estudios de lexicografía bizantina y en un Simposio de Lexicografía bizantina que tuvo lugar en Viena en 1988. En el año 1985, Trapp publicó también, junto con dos colaboradores, un espécimen correspondiente a la letra eta en una revista de bizantinística.[13] La publicación del primero de los ocho volúmenes previstos se anuncia para finales del año 1992. En principio el grueso de su campo de acción es los textos literarios (especialmente teológicos) de los siglos 9-12 d.C. Se trata de conectar con Lampe (que cubre más o menos hasta el año 800 d.C.) y complementar a Sophocles, Du Cange y Stephanus para el período de los siglos 9 a 12, para conectar con el léxico de Criará. Pretende ser un léxico fundamentalmente basado en la recogida de vocabulario nuevo, esto es, palabras y formas que faltan en LSJ y Lampe o que solo están documentadas una vez en estos léxicos, o solo en un escritor, documentaciones más antiguas, sentidos nuevos, etc. No se recogen nombres propios, todo lo más adjetivos, adverbios y compuestos derivados de aquellos. De un mismo autor o de una misma obra cada palabra será citada como mucho dos veces, para palabras corrientes solo se recogerán las citas más antiguas, etc. Según cuenta Trapp, han recogido del orden de 50.000 palabras diferentes, tras despojar unas 1800 publicaciones (casi todas las previstas), esto es, unas 100.000 páginas de texto.
He tenido ocasión de consultar parte del original del primer volumen, incluidas las listas bibliográficas iniciales. Es especialmente llamativa la revisión de numerosas ediciones recientes, en general con índice. A pesar de que en teoría comienza a partir del año 800 o así, poco a poco han ido modificando su campo de acción y ampliando el tipo de textos tratados. Pueden encontrarse citados autores de los siglos IV a VIII (incluso alguno anterior), incluyendo fuentes documentales (papiros, inscripciones, etc.) y técnicas, así como textos de los siglos XIII a XV. Uno y otro material constituye un 25 por ciento del total. Aunque el planteamiento y los criterios de recogida de materiales son complejos, sin duda esta iniciativa merece todo el apoyo por cuanto va a ser un instrumento de trabajo imprescindible en lo que se refiere a la lexicografía bizantina, un area de trabajo inmensa y en la que todavía hay muchísimo por hacer pero que a todas luces experimenta un cierto resurgir, en buena parte debido al impulso de Trapp.[14]
4. Lexicon of Greek Personal Names.
No una esperanza de futuro sino una espléndida realidad es el varias veces anunciado Léxico de Nombres personales griegos de Fraser y Matthews, cuyo primer volumen apareció en 1987.[15] Este ambicioso proyecto auspiciado por la British Academy, que inició su andadura en el año 1973, pretende recoger todos los nombres de persona griegos atestiguados históricamente desde la fecha más antigua hasta la época de la conquista árabe, es decir, pretende en el plazo de unos años, relegar al olvido al venerable Pape-Benseler, al menos en lo que se refiere a los nombres de personas históricas. Excluye por tanto los nombres geográficos y mitológicos o heroicos. La obra esta organizada en volúmenes alfabéticos que cubren grandes regiones. El primer volumen se refiere a las islas del Egeo, Chipre y la Cirenaica. Otros volúmenes, hasta un número de seis, cubrirán las distintas regiones de Grecia, los balcanes y el sur de Rusia, la costa de Asia Menor, Italia, el occidente y el norte de Africa y por último las personas de origen desconocido. El último volumen incluirá addenda, índices, índice inverso, bibliografía, etc. En una segunda serie vendrá recogido el interior de Asia Menor, Egipto y el resto de la zona oriental.
El léxico, está basado en un despojo exhaustivo de los textos griegos (también algunos latinos), los papiros, las monedas y muy especialmente las inscripciones, acudiendo en todos los casos a las mejores ediciones. Todo ello da una idea del alcance de la obra. En ocasiones, se basan en revisiones directas de los originales. Los problemas teóricos y prácticos que han tenido que encarar los autores han sido numerosos y de muy diverso tipo y las soluciones adoptadas parecen ser siempre las adecuadas, quizá con una excepción que conviene poner de relieve. Las formas dialectales vienen separadas de las áticas, lo que sin duda es discutible, sobre todo si tenemos en cuenta que tampoco hay referencias cruzadas de un lema al otro. Otras inconsecuencias menores, especialmente en lo que se refiere a las citas de inscripciones, yo diría desde mi particular experiencia en este terreno que son casi inevitables. La información proporcionada por los artículos, dentro de su obligada concisión, es clara y bien organizada. Conviene decir que este es un proyecto informatizado al más alto nivel, con ayuda de un sistema de base de datos muy impresionante.
5. Dictionnaire étymologique complémentaire de la langue grecque.
A medio camino entre los diccionarios generales y los especiales, o quizá más bien en una situación de indiferencia a esta oposición, como puntualiza López Facal, están los diccionarios etimológicos. En este campo el único libro reseñable es el Diccionario etimológico complementario de Van Windekens.[16] Es un diccionario complementario en la medida en que se propone tratar de poner en claro la etimología de un buen número de palabras (cerca del millar) que en los diccionarios etimológicos anteriores, especialmente los de Frisk y Chantraine quedaron sin explicación o con una explicación dudosa o poco satisfactoria. También revisa una serie de etimologías más o menos comunmente aceptadas. Las reseñas a este libro han sido justamente críticas con él. El método de Van Windekens consiste en explicar muchas palabras oscuras sin salir del griego, a base de «fenómenos fonéticos accidentales» (como aféresis, asimilaciones y disimilaciones consonánticas o vocálicas, metátesis, haplologías, etc.) o bien reconociendo antiguos compuestos no reconocidos previamente como tales. Unas pocas se explican por préstamos, de otras lenguas vecinas, y de la lengua indoeuropea prehelénica que suele llamarse pelásgico. Las explicaciones y los resultados son casi siempre poco convincentes. Cierran el libro sendos índices de palabras agrupadas por los fenómenos fonéticos que supuestamente intervienen en su etimología y de palabras de otras lenguas indoeuropeas aducidos como paralelos.
II. Diccionarios de griego cristiano.
También a medio camino entre los diccionarios generales y los especiales están los léxicos de griego cristiano, o al menos, los dos a que me referiré a continuación, el Bauer y el Moulton-Milligan. Sobre uno y otro hay novedades de interés.
1. Sexta edición del Bauer.
La primera novedad de importancia es la sexta y recentísima edición del diccionario del Nuevo Testamento de Bauer, a cargo de Kurt y Barbara Aland.[17] El Bauer, como es sabido, recoge abundante documentación paralela para el léxico del Nuevo Testamento en otros muchos textos, cristianos y no cristianos. La última edición de este apreciado diccionario era la de 1958. Entremedias habían aparecido dos sucesivas ediciones de una traducción, corregida y aumentada, al inglés, a cargo de Gingrich y Danker.[18] En esta sexta edición de la versión alemana, los autores cifran el aumento cuantitativo en aproximadamente un tercio del total. Está basada en la vigésimo sexta edición del Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland, de 1979. Las referencias a los Padres apostólicos han sido actualizadas por la nueva edición de Bihlmeyer y Schneemelcher. Además, se toman en cuenta otros 70 autores nuevos, en particular apologistas, padres de la iglesia y numerosos textos apócrifos. Las referencias finales a bibliografía complementaria se han concentrado en algunas obras de referencia y repertorios bibliográficos donde ampliar información, del tipo del Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament de Kittel, el Reallexicon für Antike und Christentum, las Notes de léxicographie Néo-Testamentaire de Spicq o las Voces de Sieben, de que hablaré más adelante.
Dejando de lado la discusión de qué textos deben ser tomados en consideración y qué textos no en un diccionario como este como documentación paralela para el vocabulario del Nuevo Testamento, y reconociendo que este diccionario es una obra de consulta ineludible para los especialistas en el NT y el cristianismo primitivo y para los lexicógrafos en general, hay una cosa que me ha sorprendido en este libro, y es el hecho de que en la lista de autores y obras se remite casi sistemáticamente a más de una edición para determinado autor u obra y junto a ediciones recientes y de calidad, a menudo figura alguna edición anterior, generalmente desfasada, para la misma obra. Esto llega hasta el absurdo de citar conjuntamente sucesivas ediciones de un mismo libro. Esta política en mi opinión no hace sino crear confusión en el lector. Parece como si un mal entendido respeto reverencial por la lista de Bauer o quizá el hecho de no haber cotejado todos los pasajes citados en las nuevas ediciones haya impedido a los nuevos editores la sustitución lisa y llana de las ediciones que Bauer manejó por otras más recientes. También es muy significativo el hecho de que las listas de papiros e inscripciones son prácticamente las mismas de la última edición, esto es, los añadidos posteriores a 1958 son mínimos.
2. New Dictionary of the New Testament illustrated from inscriptions and Papyri.
Este último hecho es particularmente curioso por cuanto en la última década ha ido tomando cuerpo el proyecto de publicar una nueva edición, sesenta años después de la primera, del venerable Moulton-Milligan, esto es, el Vocabulario del Testamento Griego ilustrado con los papiros y otras fuentes no literarias. Los responsables del proyecto, Lee y Horsley, de la Macquairie University de Australia, no han querido lanzarse a esta aventura sin meditar antes cuidadosamente su pertinencia y su oportunidad, y desde 1981 han venido editando una publicación periódica, casi una revista, con el significativo título de Nuevos documentos que ilustran el cristianismo primitivo, de la que hasta la fecha han visto la luz cinco entregas.[19] Estos «nuevos documentos», como puede imaginarse, son en su mayoría inscripciones y papiros. El propósito de estos trabajos preparatorios era el de ir allanando el camino para la nueva edición, demostrando con multitud de ejemplos puntuales y estudios parciales lo mucho que los estudiosos del Nuevo Testamento pueden todavía aprender del incesante flujo de publicaciones epigráficas y papirológicas y lo útil que sería una nueva edición del diccionario que las tuviera en cuenta, así como todas aquellas aparecidas desde 1930.
Por fin, tras convencerse de algo que en mi opinión no precisaba de tanta reflexión, han decidido llevar a cabo el proyecto y en una comunicación presentada al IX Congreso de la FIEC en 1989, leída en la sección del congreso llamada Instrumenta Studiorum, lo presentan oficialmente, anunciando que se proponen completarlo en el plazo de una década.[20] Esperan que la tarea de despojo del material epigráfico y papiráceo se vea muy pronto aliviada con la ayuda de los textos informatizados del Princeton Epigraphic Project y del banco de datos de papiros de la Duke University (de ambos hablaré más abajo). Hay que decir que este diccionario, si finalmente ve la luz, cosa que no dudo a juzgar por la perseverancia y meticulosidad de sus responsables, será un utilísimo complemento no solo al Bauer sino también a otros diccionarios generales como el LSJ y el DGE, aunque en este último el tratamiento del léxico papirológico y epigráfico es bastante aceptable.
3. A reverse index of Patristic Greek.
Dentro de este apartado de diccionarios de griego cristiano, hay que mencionar también un instrumento de trabajo del máximo interés. Se trata de índice inverso de griego patrístico de Felber.[21] El grueso del material tratado corresponde a las palabras recogidas en el diccionario de patrística de Lampe que están ausentes de LSJ (cuyas palabras fueron recogidas por Kretschmer-Locker). Además de esto, se han recogido un buen número de palabras incluidas en el Suplemento a Presigke, el Wörterbuch de Kiessling-Rübsam, y en los complementos a éste de Daris en varios números de la revista Aegyptus, todas ellas convenientemente identificadas. También recoge nombres propios, esto es, aquellos que no se encuentran recogidos en el Rückläufiges Wörterbuch de Dornseiff-Hansen.
III. Lexicografía especial.
Con respecto a la lexicografía más propiamente especial, hablaré primero de un diccionario que cubre un tipo de textos particularmente problemáticos, los documentos micénicos, a continuación de los léxicos técnicos y por último de los diccionarios de autor.
1. Por épocas: el Diccionario Micénico.
El Diccionario Micénico de Aura Jorro se ha convertido ya en un instrumento de trabajo indispensable para los micenólogos y lingüistas griegos.[22] Su primer volumen se publicó en 1985 y el segundo se encuentra actualmente en prensa. Este diccionario es un Anejo al DGE, con el que está conectado mediante un sistema de referencias. Un tercer volumen contendrá un índice directo de grupos de silabogramas en transliteración y un índice inverso. Sustituye al Mycenaeae Graecitatis Lexicon de Morpurgo (1963), aprovechando la publicación de nuevas ediciones de las tablillas micénicas, muy superiores en cantidad y calidad a las anteriores, así como la aparición de numerosos estudios de todo tipo sobre la lengua y el mundo micénico en general. Hay que decir que ha tenido una muy buena acogida entre los especialistas.[23]
2. Léxicos técnicos.
Los logros alcanzados en este siglo en distintos ámbitos técnicos por estos léxicos especializados han sido a menudo puestos de relieve. Y también a menudo los estudiosos se han lamentado del retraso de la medicina con respecto a otros campos como la geometría, la óptica o la botánica. Aunque es mucho lo que se ha avanzado en estos últimos años con la publicación casi simultánea del Index Hippocraticus y de las Concordancias del Corpus Hipocrático, de que hablo más adelante, habrá que seguir esperando (más abajo menciono un proyecto de Dürling en este sentido). Entretanto, mencionaré tres léxicos técnicos de gran interés, uno de ellos aparecido en 1985 y los otros dos aun en preparación.
El primero de ellos es el Diccionario de terminología gramatical griega de Bécares.[24] No han sido pocas las dificultades que ha tenido que encarar el autor, consciente de que, como en otros vocabularios de los llamados técnicos, también el de la gramática se fue creando en Grecia a medida que la ciencia gramatical progresaba, en buena parte a partir de vocablos existentes en la lengua común. Ello hace que a menudo no sea fácil detectar el grado de tecnicismo de una palabra. Con todo, este diccionario ha arrojado abundante luz sobre un area del vocabulario particularmente difícil para los profanos.
El segundo léxico, que, al parecer, verá la luz en breve, es el Lexicon Vasorum Graecorum de Gulletta.[25] Este diccionario forma parte de una línea de investigación sobre los léxicos técnicos griegos que dirigen Nenci y Radici Colace en la Scuola Normale Superiore de Pisa.[26] Su propósito es la recogida e identificación formal y funcional de los nombres de los vasos que los textos antiguos nos han transmitido en abundancia pero a menudo sin demasiada precisión sobre su descripción. Es un loable intento de sistematización en un campo igualmente difícil y tropieza, entre otros, con los mismos problemas de siempre a la hora de distinguir entre terminología común y técnica. Tras un estudio detallado de las fuentes literarias, anticuarias y arqueológicas de interés para la identificación de los vasos y sus funciones en los distintos ámbitos de la vida civil y religiosa, el diccionario, que toma en cuenta unos 2300 vocablos, pretende sistematizar la nomenclatura vascular y ponerla a disposición de los arqueólogos y de los filólogos, en un proceso de mutuo enriquecimiento. Gulletta presenta en un trabajo preparatorio una lista de los 186 nombres pertenecientes a la letra alfa, de los cuales una amplia mayoría no habían sido tomados en consideración en estudios anteriores y una serie de ellos ni siquiera en los diccionarios generales, según he tenido ocasión de comprobar.
Asomándonos de nuevo a la lexicografía bizantina, mencionaré en tercer lugar un proyecto iniciado hace ya treinta años y que, después de haber pasado por fases de problemas financieros y de personal, ahora por fín empieza a ver también la luz al final del túnel. Se trata del Lexikon der byzantinischen Terminologie, dirigido por Karayannopoulos.[27] Es un diccionario de terminología técnica (derecho, administración, finanzas, etc.) en las fuentes bizantinas, particularmente las fuentes documentales. A juzgar por lo que explica Karayannopulos y por el ejemplo de artículo que presenta es un diccionario de tipo mixto, como el de Kittel, esto es, a medio camino entre el lingüístico y el enciclopédico. Se plantea la explicación de los términos, con sus distintos sentidos a lo largo del tiempo, con la extensión que sea precisa, así como la referencia a las fuentes en las mejores ediciones disponibles y también a la bibliografía complementaria. El trabajo de documentación y de recogida de materiales ya está terminado y de los aproximadamente 6000 lemas previstos ya están redactados unos 250.[28]
3. Diccionarios de autor.
El número de diccionarios de autor, léxicos, índices, concordancias y obras más o menos mixtas, aparecidos desde 1983 es también muy alto. La mayoría de ellos vienen a cubrir lagunas existentes y a completar areas de la literatura griega tradicionalmente desatendidas. Aun así, sigue habiendo autores importantes que siguen careciendo de este tipo de útiles. Para dar una relación más o menos explicativa de las publicaciones más importantes[29] adoptaré la siguiente clasificación convencional: a) poesía. b) prosa clásica. c) prosa helenística e imperial. d) literatura cristiana y judía.[30]
a) Poesía.[31]
En poesía tenemos en primer lugar, desde 1984, el primer léxico de Baquílides, de Gerber, excelente por su abundancia de indicaciones críticas[32], un nuevo índice de Apolonio Rodio[33], basado en la nueva edición de Vian, un léxico parcial de los Aitia de Calímaco[34], varios volúmenes más del Lexicon des Frühgriechischen Epos, que llega ya hasta καπνός, un léxico de Trifiodoro y sendos índices de Arato y de Mosco y Bión del incansable Campbell[35], una concordancia, sin lematizar, de los Himnos órficos.[36] Mención aparte merecen el léxico de Quinto de Esmirna de Vian y Battegay[37] y el índice de la Antología Palatina de Giangrande y otros.[38] El primero de ellos es uno de los mejores léxicos que he tenido ocasión de ver, por la abundancia y precisión de su información sobre los sentidos y usos de las palabras, la métrica, la morfología, etc. Se nota la mano de Vian, en particular en la riqueza de las traducciones. Con respecto al índice de la Antología Palatina, que está basado en la edición de Beckby, es un índice clásico, con la información indispensable para localizar las palabras, en sus distintas formas. Pienso que los editores, sin modificar el esquema de su obra, podrían haber hecho un esfuerzo por dar mayor información, en particular sobre la autoría de los epigramas. Pero también hay que tener en cuenta que sin esa información ocupa ya 900 páginas. Hay que notar que todos estos trabajos, tanto los índices como los léxicos, han sido hechos al modo tradicional, esto es, sin ayuda de ordenadores.[39]
b) Prosa clásica.
Con respecto a la prosa de los siglos V y IV a.C., las publicaciones se refieren casi en exclusiva a Hipócrates y Aristóteles. Para el Corpus Hippocraticum en su conjunto contamos ya, no con uno, sino con dos instrumentos de trabajo, ambos excelentes en su estilo. El primero es una concordancia lematizada, realizada en el Laboratorio de Investigaciones Hipocráticas de Canadá. Viene presentada mediante el sistema KWIC («Key-word in context») y con indicación del número de apariciones de cada lema.[40] A las cerca de 5000 páginas de concordancia, hay que sumar otras quinientas con sendos índices inversos de lemas y formas. El segundo es el largo tiempo esperado Index Hippocraticus de Hamburgo.[41] Sus ventajas principales con respecto a la concordancia son la agrupación de las citas por el sentido, la información, no sistemática, sobre el mismo y la abundancia de datos sobre variantes y conjeturas. Uno y otro trabajo en cierto modo se complementan, aparte de que el grueso de la información puede encontrarse simultáneamente en ambas. Pero nos hacen reflexionar sobre si podría existir algún tipo de trabajo que combinara ambos tipos de información. Un ejemplo de esto podría ser la concordancia de las Nouellae de Justiniano, a que me referiré más adelante.
Con respecto a Aristóteles, tenemos por un lado un léxico de la Poética, hecho al modo tradicional y acompañado de información complementaria sobre pasajes citados o aludidos[42], y varios índices, hechos con ordenador, en el LASLA, Laboratorio de Análisis Estadístico de las Lenguas Antiguas, en Lieja, a cargo de Delatte y otros colaboradores suyos. Las obras tratadas son la Metafísica, la Poética, el De anima y el de partibus animalium.[43] El LASLA sigue sacando partido de su elaborado programa de análisis morfológico automático del griego antiguo, cada vez más perfecto conforme la masa de materiales a su disposición es mayor. En él se basa la lematización semiautomatizada de las formas. A los índices acompañan listas de frecuencia y diversa información estadística. El propósito del LASLA es el de continuar, lenta pero metódicamente, tratando toda la obra de Aristóteles. Las siguientes obras a indexar serán la Física, el De interpretatione y los restantes tratados zoológicos.[44]
c) Prosa helenística e imperial.
Bajando a la prosa helenística y sobre todo imperial, mencionaré primero dos interesantes léxicos, el de los novelistas griegos (incluidos los papiros) de Conca[45], todavía incompleto, y el de Diodoro Sículo de McDougall.[46] Ambos vienen a colmar lagunas importantes. Tienen una buena organización de los artículos y selección de los contextos. El de McDougall en particular abunda en útiles informaciones sobre la distribución semántica de las palabras. Mencionaré también el índice de las Vidas de los Sofistas de Eunapio a cargo de Avotins[47], un léxico del De sublimitate de Longino, con abundante información complementaria[48], un índice de los discursos de Temistio, que ahora ve la luz en un único volumen después de haberse venido publicando en fascículos desde 1983[49], y un índice de las fábulas de Babrio, a cargo de dos españoles.[50] Especialmente dignas de mención son dos imponentes concordancias de las Cartas y los Discursos de Libanio, a cargo de Fatouros y otros, totalmente en el estilo de la Concordancia de Hipócrates, con la salvedad de que separan los nombres propios de los comunes.[51] Conviene decir que ambas utilizan los textos suministrados por el Thesaurus de California, previa corrección. Antes de pasar a la literatura cristiana, conviene detenerse brevemente en una interesante concordancia, la de las Novellae de Justiniano, que está publicando Bartoletti Colombo.[52] Al margen del esfuerzo interpretativo que conlleva toda concordancia en la lematización (cuando la incluye), la autora ha llevado el esfuerzo de interpretación de las formas mucho más allá de la lematización y en este sentido es un producto un tanto híbrido. Dentro de cada lema prevé cinco niveles de subdivisión de las formas, según la categoría gramatical, la acepción, la construcción, la morfología y la locución o fraseología. Incluye, lo que me parece discutible, las palabras latinas transliteradas lisa y llanamente al griego.[53]
d) Literatura cristiana y judía.
En el campo de la literatura cristiana y judía hay novedades de importancia. La primera es la monumental Concordancia de los pseudepígrafos del Antiguo Testamento de Denis.[54] Abarca el conjunto de la literatura apócrifa judía del Antiguo Testamento, incluyendo también los fragmentos históricos, trágicos y de otro tipo vinculados con esta literatura. Cubre un total de 134.000 palabras. Está basada en la copia en ordenador de los textos en el CETEDOC (Centro de Tratamiento Electrónico de Documentos) de la Universidad Católica de Lovaina, que como el LASLA de Lieja tiene su propio programa de lematización automática, el llamado Diccionario automatico griego (DAG). El material ofrecido es verdaderamente impresionante: lista alfabética del vocabulario con su frecuencia global y en cada obra e indicación de hápax; concordancia; corpus de los textos; lista alfabética de todas las formas presentes en el conjunto de los textos, con su lema; índice inverso; lista de frecuencias decreciente global y obra por obra, etc.
La última de las realizaciones del CETEDOC, que además abre una prometedora serie dentro del Corpus Christianorum, que lleva por título Thesaurus Patrum Graecorum (ya existía el Thesaurus Patrum Latinorum), es el Thesaurus Sancti Gregorii Nazianzeni.[55] Los principios seguidos y los resultados ofrecidos son análogos a los de la concordancia de Denis. Este volumen cubre toda la obra en prosa de Gregorio de Nazianzo. Una segunda parte se ocupará de sus obras poéticas. Las palabras tratadas son casi 270.000. El autor insiste en que «Ceci n'est ni un dictionnaire, ni une liste de mots, ni un index». Efectivamente es mucho más que eso. Es un útil de trabajo muy diversificado y con muy distintos niveles de información.[56]
Otro trabajo hecho sobre la base de textos proporcionado por el Thesaurus de California es la concordancia de Gregorio de Nisa.[57] En este caso, los autores no han tenido los medios ni la paciencia de acometer la lematización de las formas. No hay ningún afán de tratar de matizar la información como en las obras del LASLA y del CETEDOC. Pretende ser un paso intermedio hacia la realización (por otras personas) de un léxico de este autor. También me referiré al índice de las Homilías de Hesiquio de Jerusalén, de Aubineau.[58] Es otro trabajo hecho con ayuda del LASLA. Aubineau pudo disponer de él al preparar su edición, lo que le ayudó por ejemplo en la elección de variantes y en la resolución de problemas de autenticidad de una serie de homilías, basándose en el análisis de frecuencias.[59]
El último diccionario a que me referiré en este apartado es uno de los más originales que he tenido ocasión de manejar. Se trata de un diccionario del Nuevo Testamento organizado por campos semánticos[60], el primer intento de este tipo que se ha hecho, si no me equivoco.[61] En el prefacio se advierte que ha sido pensado principalmente para traductores de la Biblia a las diversas lenguas, pero que estudiosos de la Biblia, pastores y estudiantes de teología también pueden sacar gran provecho de él. Por otra parte, su trasfondo teórico y el modo en que está concebido no puede dejar de interesar tampoco a lingüistas y lexicógrafos. Su foco está puesto en los distintos sentidos de palabras relacionadas. Dentro de cada uno de los 93 campos semánticos previstos las palabras se relacionan por la presencia de rasgos compartidos, rasgos distintivos y opositivos y rasgos suplementarios. Los sentidos son explicados por definiciones semánticas seguidas de traducciones, por lo general ilustradas con una sola referencia (en algunos casos dos o tres) precedida de su contexto y traducción. También hay notas explicativas para traductores a lenguas modernas y ocasionalmente para explicar la estructura de un campo o subcampo o las razones de una clasificación. Los autores justifican su intento por lo inadecuado de los diccionarios existentes, que se limitan a enumerar traducciones con distintos significados y a organizar los artículos de modo asistemático, a veces partiendo de un supuesto sentido original, e induciendo muchas veces a la confusión. Las ventajas de encontrar analizadas en un mismo ámbito semántico palabras de la misma familia léxica o las palabras junto a sus opuestos son muy interesantes, así como en general lo es la rigurosidad del análisis semántico en el caso de palabras con significados muy afines. En un primer volumen, las palabras son estudiados por campos y subcampos, mientras que en el segundo encontramos un índice alfabético griego (con los distintos sentidos que adopta en cada uno de los campos de que forma parte), un índice de definiciones y por último un índice de pasajes del Nuevo Testamento. Cada uno de estos índices supone un modo distinto de abordar según las necesidades del momento, la parte principal del diccionario, que también puede ser consultada directamente con gran provecho.
4. Diccionarios de nombres propios.
En este apartado un primer libro de gran importancia es el de Zgusta, Kleinatische Ortsnamen.[62] Después de sus Kleinasiatische Personennamen de 1964, Zgusta acomete ahora la recogida y análisis de los topónimos minorasiáticos (más de 1500) fundalmentalmente según las fuentes griegas, latinas y bizantinas (autores, inscripciones, monedas, fuentes documentales tardías, etc.), sin olvidar la información latente en el testimonio de las epíclesis divinas y los étnicos. El esfuerzo del autor por manejar críticamente fuentes tan diversas y que abarcan un período tan largo de tiempo es verdaderamente monumental, tanto como el afán puesto en la localización de los topónimos, prueba visible de lo cual es la multitud de pequeños mapas que aparecen todo a lo largo del libro. Se trata ya de una obra de referencia obligada, llamada a convertirse en un clásico.
La segunda obra de envergadura en lo que se refiere a los nombres propios es el Diccionario de los filósofos antiguos, cuyo primer volumen apareció hace un par de años.[63] Se trata de un diccionario de tipo enciclopédico que recoge exhaustivamente y organiza la información y la bibliografía sobre los filósofos antiguos (censados con un criterio amplio, desde los presocráticos hasta los últimos neoplatónicos de finales del VI d.C.) en todo tipo de fuentes literarias y documentales no solo en lengua griega o latina, sino también en lenguas orientales. R. Goulet dirige a un equipo internacional y multidisciplinar de 80 profesores e investigadores. Buena parte de la obra supone un trabajo de investigación personal sobre las fuentes con resultados y propuestas propias. El libro es un instrumento de trabajo de primera calidad, no solo como prosopografía, sino como introducción a la vida y obras de los filósofos y como bibliografía crítica. Aristóteles ocupa buena parte de este primer volumen, en el que hay censados más de 500 filósofos. En un apéndice hay un estudio topográfico y arqueológico de la academia de Atenas. Cierran el libro un índice de nombres propios y otro de palabras clave en los títulos de las obras antiguas.[64]
IV. Estudios lexicográficos y complementos a los diccionarios generales.
En lo que se refiere a estudios lexicográficos y complementos a los diccionarios generales, la marea bibliográfica aparecida en estos años es, como no podía dejar de ser, abundantísima. Más adelante mencionaré algunas publicaciones periódicas y algunos libros donde se puede recoger con relativa comodidad.
1. Algunos estudios generales.
Dejando de lado los estudios particulares, es de notar que algunos de los estudios lexicográficos de conjunto más interesantes aparecidos versan sobre el mundo de los papiros y especialmente sobre realia. Pondré de relieve dos de ellos, de muy similares características.
El primero es el libro de Husson, ΟΙΚΙΑ. El vocabulario de la casa privada en Egipto según los papiros griegos.[65] Es un estudio de los términos relativos a las distintas partes de la casa privada a lo largo de un milenio de vida griega en Egipto: habitaciones, locales y dependencias varias, materiales usados, etc. Su fuente principal son los papiros, pero también los óstraca, las inscripciones y los autores antiguos. Aunque los términos principales están dispuestos en orden alfabético, lo que aquí tenemos es mucho más que un léxico. Además de las explicaciones sobre los términos y sus cambios de significado según las fechas o los contextos, hay ilustraciones, plantas y diseños diseminados por todo el libro y en un curiosísimo apéndice la autora estudia en detalle siete casas mejor o peor conocidas por los datos de los papiros.
Otro libro casi gemelo de este es el de Battaglia, 'ARTOS'. El léxico de la panificación en los papiros griegos.[66] Se trata de otra obra de síntesis sobre el fértil terreno que ofrece a la investigación el mundo de los papiros griegos, en este caso dedicada al vocabulario relativo a los cereales, la panificación, el pan e incluso los dulces. Como el de Husson, está basado en el estudio de un millar de papiros, óstraca, inscripciones y autores. Se ocupa de unos 270 vocablos, combinando el estudio filológico y lingüístico (determinación del sentido, con las matizaciones impuestas por la fecha o el contexto), con el de realia: información sobre la técnica de elaboración, la calidad de los productos, los lugares y las personas relacionados con el proceso de elaboración y distribución. El libro se divide en varias secciones dentro de las cuales los términos son estudiados por orden alfabético: etimología, discusión de los testimonios en autores, elenco de los papiros y comentario.[67]
Saliendo del campo de los papiros, me detendré ahora en otros cuatro estudios de conjunto de interés lexicográfico. El primero de ellos es el libro de Casevitz sobre El vocabulario de la colonización en griego antiguo.[68] Aquí la filología y la lingüística entran en combinación con la historia antigua. Un análisis léxico riguroso de las familias de palabras de κτίζω, la más arcaica, y de οἰκέω - οἰκίζω, más reciente, y de la relaciones entre una y otra, permite al autor cotejar sus conclusiones con la realidad del proceso histórico, que a su vez se ve clarificado, aunque la adecuación de la lengua a la realidad lleva siempre un cierto retraso y provoca reinterpretaciones y caídas en desuso.
El segundo es el estudio de Skoda sobre El vocabulario de la anatomía y la patología en griego antiguo.[69] Skoda estudia la creación o adaptación metafórica del vocabulario de las partes del cuerpo y de las enfermedades asociadas a cada parte del cuerpo en griego antiguo con numerosos paralelismos en otras lenguas, antiguas y modernas. Así como los nombres de los órganos y partes del cuerpo están en la base de numerosas metáforas en los más diversos órdenes, también estas han sido tomadas de las más diversas areas del vocabulario: zoología, botánica, física, meteorología, geografía, geometría, arquitectura, música, agricultura, etc. Y lo mismo puede decirse de los nombres de enfermedades. El libro está organizado en capítulos que estudian los nombres por partes del cuerpo y por tipos de enfermedades. Las conclusiones finales se apoyan en sendas listas estadísticas de las realidades metaforizadas y de los términos, agrupados por areas, sobre los que se basa la metáfora.
Por último es de reseñar la publicación casi simultánea de dos libros sobre insectos.[70] Aunque en ciertos aspectos, ambos libros son complementarios, el intento de hacer algo parecido a los glosarios de D'Arcy Thompson sobre pajaros y peces en el campo de la entomología es a todas luces más exitoso en el caso del libro de Beavis, por su más amplio campo de estudio, su exhaustivo manejo de todo tipo de fuentes griegas y latinas y sobre todo por su serio y original trabajo en el intento de discutir las identificaciones modernas de los insectos estudiados con multitud de propuestas personales.[71]
2. Complementos a diccionarios generales.
Un tipo de publicaciones que siempre me han atraído especialmente es el de los estudios lexicográficos planteados como complementos a los diccionarios existentes. A una serie de trabajos clásicos como por ejemplo la serie de artículos de Abramowicz en la revista Eos en los años 50 y 60[72], o los dos volúmenes de Greek Lexicographical Notes de Renehan (1975 y 1982)[73] u otra serie de trabajos muy valiosos publicados en los años 60 y 70 en la revista Glotta[74], se han unido en los últimos años una serie de artículos que aportan abundante material nuevo o de interés al LSJ y a otros diccionarios. Los más interesantes son quizá los de Dürling en varios números de Glotta. En ellos, el autor recoge en Galeno y en otros médicos como Aecio y Pablo de Egina, materiales de gran interés lexicográfico, valiéndose de una serie de criterios rigurosamente escogidos.[75] Estos artículos de Dürling son trabajos preparatorios para un Dictionary of Ancient Medical Greek, que incorporará -ojalá vivamos para verlo- toda la terminología médica antigua desde el Corpus Hippocraticum y los autores helenísticos hasta los compiladores bizantinos. Un trabajo sin duda ambicioso que en su día habrá que completar con las investigaciones de Marganne sobre los papiros de medicina, cuyo corpus actualmente prepara.[76]
También son muy interesantes los trabajos de Avotins sobre el Digesto y Justiniano. En un artículo de 1982[77], Avotins recoge y estudia material ausente de LSJ en el Digesto y el prefacio de Justiniano, la llamada Constitutio δέδωκεν. Muy recientemente Avotins ha publicado un libro de 170 páginas dedicado a suplementar el LSJ con material del Codex.[78] Con respecto a las Nouellae, es posible que se replantee su anunciado estudio ahora que se ha empezado a publicar en Italia una voluminosa concordancia de las mismas, bastante bien hecha por cierto.
Muy notables también son los trabajos de Diethart, que además de reconocido editor de papiros colabora en el Lexikon zur byzantinischen Literatur antes mencionado, en el campo de los papiros bizantinos.[79] En el primer artículo citado, Diethart presenta novedades de publicaciones más o menos recientes, todas ellas ausentes de los diccionarios de griego antiguo y bizantino La mayoría corresponden a realia[80] y a palabras relacionadas con la religión y la teología. Diethart quiere que no se deje de lado el interés que también tienen los papiros coptos que albergan innumerables palabras griegas (aproximadamente una cuarta parte de su vocabulario), a menudo no conocidas en textos griegos. El segundo artículo citado es en parte una reflexión sobre el modo de operar a la hora de aprovechar el material papirológico en el Lexikon y sobre el lugar que puede ocupar en dicho diccionario este material y las parcelas léxicas que puede ayudar a completar.
En esta sección, mencionaré también los trabajos de Xanthakis-Karamanos en Glotta[81], con materiales de tragedia (en general papiros) y los de Panayiotou en ICS, con materiales de Cyranides, y en Ἑλληνικά, con materiales de los Oráculos Sibilinos.[82] Sobre estos últimos cabe decir que su planteamiento es un tanto engañoso, considerando que LSJ no toma en cuenta los Oracula Sibyllina, que ni siquiera aparecen en sus listas, probablemente por considerarlos de inspiración mayoritariamente cristiana. Por otra parte, el propio Panayiotou reconoce que, si no el LSJ, otros diccionarios generales, entre ellos el DGE, que Panayiotou conoce, sí recogen en parte el material que él aporta. Con todo hay bastante información interesante.
Es de observar que, en los casos en que los autores de estos artículos y otros análogos hubiesen podido o querido cotejar el material ofrecido con los volúmenes publicados del DGE, de haberlo hecho, habrían descubierto no rara vez que el material que ellos aportan o bien no era ya tan interesante como lo hacía suponer el cotejo con LSJ u otros diccionarios, o bien ya estaba recogido en dicho diccionario. Es el caso en particular de los artículos de Panayiotou y de Xanthakis-Karamanos. Lo cierto es que el único trabajo planteado como un suplemento al DGE es el que publiqué yo mismo en Emerita en el año 1988.[83] Su planteamiento es algo diferente al de estas publicaciones por el hecho de haber sido escrito por un miembro del DGE y de que el artículo se presenta como un anticipo de un futuro Suplemento, es decir, es como si fuera una especie de prolongación del DGE. En este artículo, reuno información lexicográfica diversa que debería haber sido recogida en los dos primeros volúmenes del diccionario, procedente sobre todo de inscripciones, papiros literarios y textos tardíos[84]
Sobre este tipo de trabajos, que habría que completar con una larga lista de estudios particulares[85], muchos de ellos sobre hápax y palabras fantasmas[86], y con otros que suplementan al diccionario de Lampe[87], cabe decir en conjunto, desde el punto de vista de una persona que colabora en un diccionario general y se ha ocupado de su suplemento, que tienen como todo sus grandezas y sus miserias. Vaya por delante que todos ellos son muy valiosos. Pero, a veces, se nota demasiado que son trabajos hechos paralelamente a otro trabajo y no de modo sistemático. A veces también no resulta tan evidente que el material aportado deba figurar inexcusablemente en un diccionario general y se tiene la sensación de que el autor tiende a sobrevalorar los textos que mejor conoce. Es la misma sensación que producen algunas reseñas al DGE y otros diccionarios.
Con respecto a los trabajos que denuncian palabras fantasmas, todo lo bueno que se diga de ellos es poco. En particular las ediciones y los diccionarios de papiros son un campo de minas inagotable de este tipo de vocablos.[88] Malos suplementos de abreviaturas o lagunas, malas lecturas de los originales, falsos cortes y análisis morfológicos o fonéticos erróneos son las causas más frecuentes. Este tipo de trabajos invitan al lexicógrafo a una prudencia extrema con aquellas palabras que no se explican por sí mismas, ni siquiera acudiendo a procesos fonéticos o errores gráficos ampliamente atestiguados.[89]
V. Otros instrumentos de trabajo. Bibliografías.
1. Publicaciones periódicas.
Otros instrumentos de trabajo de obligada consulta para los lexicógrafos son sin duda las bibliografías especializadas. Dejando aparte L'Année Philologique, diré que la Indogermanische Chronik de la revista Sprache, en su capítulo dedicado al griego antiguo, viene a recoger, en su sección de «Wortschatz», una media de 70 trabajos generales o particulares, que interesan directamente a la lexicografía griega. La Bibliografía metódica de los estudios de Egiptología y de Papirología de la revista Aegyptus tiene una sección de Lexicografía y Etimología con una media de 15 publicaciones. A esto hay que sumar los Bibliographische Beiläge de la revista Gnomon, las Bibliographische Notizen und Mitteilungen del Byzantinische Zeitschrift. También la Bibliographia Patristica que, con el lógico retraso de unos pocos años, recoge todos los trabajos relacionados con la patrología, tiene una sección de Voces donde se remite a trabajos lexicográficos sobre palabras griegas y latinas, principalmente de contenido teológico, exegético y hagiográfico. Además, en 1980 Sieben publicó, como primer Suplemento a esta Bibliographia Patristica, un volumen de 460 páginas titulado Voces, como dicha sección, donde recoge abundante bibliografía sobre este tipo de palabras, publicada entre 1918 y 1978.[90] A estas publicaciones ya clásicas hay que añadir desde 1987 una nueva sección del Bulletin Épigraphique de la REG, en su nueva etapa, tras la desaparición de L. Robert, dedicada a las novedades más importantes aportadas a la lexicografía griega por las nuevas publicaciones epigráficas.
2. La Bibliografía de la lexicografía griega.
Pero a la hora de hablar de bibliografías especializadas de lexicografía griega, capítulo aparte merece un ambicioso proyecto que ha crecido a la sombra del DGE y que está muy próximo a su conclusión. Se trata de la Bibliografía de la lexicografía griega de Dña. Pilar Boned. Esta obra pretende por un lado recoger lo más exhaustivamente posible los índices, léxicos y concordancias de autores griegos existentes, sustituyendo al clásico repertorio de Riesenfeld. Por si esto fuera poco, contiene una sección de bibliografía donde se recogen estudios generales de lexicografía griega que se completa con una tercera y voluminosa sección de bibliografía sobre palabras, que remite tanto a las publicaciones recogidas en la segunda sección como a numerosísima bibliografía particular. Sin duda cada cual podrá echar en cara a este trabajo, cuando vea la luz, la ausencia de tal o cual publicación puntual, pero nadie podrá discutir su utilidad para todo tipo de investigaciones.[91]
VI. El Thesaurus Linguae Graecae y otros bancos de datos.
Antes de terminar, quiero hablar de los bancos de datos informatizados de griego antiguo. Ya he mencionado el CETEDOC y el LASLA. Falta por hablar del Thesaurus Linguae Graecae de Irvine (California), que dirige el profesor Brunner, y de otros proyectos que han ido surgiendo paralelamente a este en los Estados Unidos, bajo el patronazgo del Packard Humanities Institute (PHI). Falta por hacer algunas reflexiones, en buena parte basadas en mi experiencia personal, sobre lo que ya están aportando y pueden aportar en los próximos años estos proyectos a la lexicografía griega. El proyecto del TLG no necesita presentación pues es bien conocido.[92] Después de años de levantar grandes expectativas, este proyecto, que pasó por una fase en la que distribuyó los textos antiguos en cintas magnéticas, en el año 1986 empezó a distribuir los textos en discos compactos, el último de los cuales es el llamado CDROM C, que contiene unos 42 millones de palabras pertenecientes a más de 700 autores. Según las últimas informaciones, el TLG ha introducido en su banco de datos la mayor parte de los textos literarios hasta el año 600 d.C. y sigue avanzando metódicamente hacia el siglo XV.[93] Al parecer pronto distribuirán un nuevo CDROM que sustituirá al actual.
Otros proyectos tal vez menos conocidos son los siguientes. El primero es el Princeton Epigraphic Project, que tiene su sede en el Institute for Advanced Study de Princeton y está dirigido por Donald F. McCabe, G.W. Bowersock y Ch. Habicht.[94] Su propósito es la informatización de las inscripciones, griegas y latinas, de las ciudades de la península anatólica. Hay que poner de relieve que no se limitan a copiar textos editados, sino que presentan un texto crítico. La información hasta hace poco sólo estaba disponible en copias impresas y en cintas magnéticas. Muy recientemente ha comenzado a distribuirse parte de ella en el PHI CDROM 6. Por desgracia, casi simultaneamente el Packard Humanities Institute ha dejado de financiar el proyecto, con lo cual el trabajo realizado, a falta de nueva financiación, quedará por el momento limitado a las inscripciones de las principales ciudades de Caria y Jonia, en total unas 16000 inscripciones que serán recogidas en dos discos compactos, el primero de los cuales es el que, según digo, ya se distribuye y en el que también se recogen materiales del siguiente proyecto de que paso a ocuparme.
Es éste el Duke data Bank of documentary papyri, que tiene su sede en la Duke University y está dirigido por W. H. Willis y J. F. Oates.[95] Cuenta con la colaboración del TLG y el apoyo financiero del Packard Humanities Institute y la universidad de Duke. El propósito es crear un banco de datos de colecciones de textos documentales griegos y latinos conservados en papiros y óstraca. En un principio el trabajo se organizó en tres fases correspondientes a tres períodos cronológicos en la historia de la papirología desde el día de hoy hasta sus inicios. Las dos primeras fases ya han sido completadas (a falta de los volúmenes que sigan saliendo) y la tercera fase se encuentra hacia la mitad. Ello se traduce en unos 421 volúmenes, de los cuales una parte (275) ya fue distribuída en Septiembre de 1988 en el PHI Demonstration CDROM 2, y ahora viene recogida (junto a otras 100 colecciones más) en el CDROM 6, sustituto del anterior.
El tercero y último es el proyecto de Informatización de papiros subliterarios que dirige L. Koenen en Michigan y que también colabora con el proyecto de Duke[96]: el material tratado consiste en hipótesis de tragedia, escolios homéricos, oráculos, textos mágicos, defixiones, etc. También introducen un texto elaborado críticamente.
Evidentemente los discos compactos existentes y los que vendrán, suponen, están suponiendo ya, una pequeña revolución en muchos y muy diversos campos de investigación. Aunque los trabajos puramente lexicográficos hechos con ayuda del banco de datos del Thesaurus hasta ahora son escasos y de propósito modesto[97], la lexicografía también es uno de estos campos.[98] La posibilidad de consultar, sentado en la mesa de trabajo, amplias masas de material según las necesidades de cada momento, pudiendo disponer además de estimaciones cuantitativas sobre la frecuencia de las palabras, supone en buena medida un nuevo modo de encarar la recogida de información lexicográfica. Las posibilidades son grandes y variadas, según la mayor o menor sofisticación del programa que se utilice.[99]
De todos modos, hay que poner de relieve que lo que permiten obtener estos discos son referencias acompañadas de contextos, por lo tanto carentes de toda definición y clasificación lexicográfica. Si tenemos en cuenta que estos textos carecen de aparato crítico[100], si a ello sumamos que las ediciones escogidas[101] no tienen porqué ser las más adecuadas y a menudo no lo son[102], se impone la conclusión de que un usuario consciente la mayoría de las veces tendrá que acudir a las ediciones y léxicos impresos en busca de mayor y más precisa información. En este sentido, es muy de loar el empeño del Princeton Epigraphic Project y del Proyecto de Koenen de elaborar textos críticos, acompañados de aparatos bibliográficos y críticos. Por otra parte, la propia masa del material, en lugar de ayudar a clarificar los problemas, en no pocos casos lo que hace es inundarnos con toneladas de referencias inútiles e incoherentes.[103] En este sentido, suscribo plenamente la opinión del papirólogo Koenen que, presentando su proyecto en el IX Congreso de la FIEC, hace la siguiente reflexión: «Para aquellos que actualmente tienen acceso a los discos del Thesaurus y a los otros bancos de datos se ha convertido en algo mucho más sencillo el recoger aparentes paralelos, pero, a la vista de la masa de textos fácilmente accesibles, puede llegar a ser incluso más difícil el distinguir lo relevante de lo trivial. Se precisa mucha más perspicacia crítica y no menos.» «More critical acumen is needed, not less.» Y con esta frase lapidaria, que parece casi una divisa, concluyo este breve recorrido por el pasado reciente e inmediato futuro de la lexicografía griega.
Notas
- [1]
- J. López Facal, «Estado actual y tendencias de la Lexicografía griega», en Actualización científica en Filología Griega, ed. por A. Martínez, Madrid 1984, pp. 415-428. (vuelta al texto)
- [2]
- Francisco R. Adrados, «La lexicografía griega: su estado actual y el Diccionario Griego-Español», RSEL 9, 1979, pp. 413-439, recogido en Nuevos estudios de lingüística general y de teoría literaria, Madrid 1988, pp. 177-193). (vuelta al texto)
- [3]
- F. R. Adrados, E. Gangutia, J. López Facal y C. Serrano Aybar, Introducción a la lexicografía griega, Madrid, Instituto «Antonio de Nebrija», 1977, 280 pp. (vuelta al texto)
- [4]
- Una clasificación de los diccionarios griegos no es tarea fácil y cada vez lo es menos, conforme van surgiendo tipos mixtos. A efectos de organización, me he basado en parte en la que propone López Facal («Tipos de diccionarios en general y griegos en particular», en Introducción a la Lexicografía griega, cit., pp. 145-150), si bien soy consciente de que algunos libros podrían haber tenido cabida en otra sección o incluso haberla abierto. No sería mala cosa el reflexionar más detenidamente sobre este asunto y revisar desde un punto de vista teórico y práctico las clasificaciones existentes. (vuelta al texto)
- [5]
- P.G.W. Glare, «Liddell-Scott: Its background and present state», en Studies in Lexicography, ed. por R. Burchfield, Oxford 1987, pp. 1-18. (vuelta al texto)
- [6]
- Un estudio reciente que interesa a la historia e influencia del LSJ es el de L. Zgusta, «Derivation and chronology; greek dictionaries and the Oxford English Dictionary (Dvadasakosyam)», en Theorie und Praxis des lexicographischen Prozesses bei historischen Wörterbüchern. Akten der Internationalen Fachkonferenz. Heidelberg 3.6.-5.6.1986, ed. por H. E. Wiegand, Tubinga 1987, pp. 259-281. (vuelta al texto)
- [7]
- Esta parte de su artículo recuerda inmediatamente el artículo clásico de H. S. Jones, «The making of a Lexicon», CR 55, 1941, pp. 1-13. (vuelta al texto)
- [8]
- Véanse sus anuncios y peticiones de material en CQ 32, 1982, p. 241 y ZPE 55, 1984, p. 5. (vuelta al texto)
- [9]
- Diccionario Griego-Español, Volumen I: α - ἀλλά; Volumen II: ἄλλᾳ - ἀποκοινώνητος; Volumen III: ἀποκοιτέω - Βασιλεύς; Redactado bajo la dirección de Francisco R. Adrados, Madrid, C.S.I.C., 1980-91. Una presentación del tercer volumen puede verse en la comunicación de E. Gangutia al VIII Congreso de la S.E.E.C. (Septiembre 1991): «El volumen III del DGE: presentación y previsiones futuras» (en prensa). (vuelta al texto)
- [10]
- Véase mi trabajo «Informática y lexicografía: la experiencia del Diccionario Griego-Español», escrito en colaboración con Ignacio Alvarez (en Emerita 59, 1991, pp. 81-99). (vuelta al texto)
- [11]
- O. Masson es una más entre las muchas personas que han puesto de relieve las deficiencias de los diccionarios de griego antiguo en el campo de la epigrafía, cf. «Vocabulaire grec et épigraphie: ἀρχός `chef, archonte'», o-o-pe-ro-si. Festschrift für E. Risch zum 75 Geburstag, ed. por A. Etter, Berlín y Nueva York 1986, p. 451; id., «Vocabulaire grec et épigraphie: ἀρά `prière, ex-voto'», Studies in mycenaean and clasical greek presented to John Chadwick (= Minos 20-22), ed. por J.T. Killen, J.L. Melena y J.P. Olivier, p. 383. Inversamente, no es menos cierto que el léxico ha sido tradicionalmente uno de los parientes pobres de la dialectología griega, que cuando se ocupa de él es de modo superficial y en un cajón de sastre, en palabras de dos relevantes dialectólogos franceses. Véase el sugestivo trabajo de M. Bile y R. Hodot, «Dialectes et lexique», Verbum 10, 1987, pp. 239-251. Bile y Hodot son los autores de sendos estudios de conjunto sobre el dialecto cretense y el dialecto eolio de Asia, en los que no faltan sendos apartados sobre léxico. (vuelta al texto)
- [12]
- Sobre el DGE, además de otros trabajos ya citados, conviene ver también los de F.R. Adrados, «The Greek-Spanish Dictionary and Lexicographic Science», Lexicographica 2, 1986, pp. 8-22 (traducido al español en Nuevos estudios de lingüística general y de teoría literaria, Madrid 1988, pp. 177-193) y del mismo en colaboración con el que esto firma, «The Diccionario Griego-Español and Byzantine Lexicography» (en prensa en JÖB 42, 1992). (vuelta al texto)
- [13]
- Cf. E. Trapp, «Projekt eines Lexicons zur byzantinischen Literatur des 9-12 Jarhunderts», XVI Internationaler Byzantinistenkongress. Akten I / Beiheft, Viena 1981 (JÖB 31/Bh.), sección 2.1; E. Trapp, J. Diethart y W. Hörandner, «Specimen eines Handlexicons zur mittelbyzantinischen Literatur. Buchstabe Eta», JÖB 35, 1985, pp. 149-170; E. Trapp, «A greek Lexicon of the Middle Byzantine Period», The 17th International Byzantine Congress. 1986. Abstracts of short papers, Washington, C.C., August 3-8, Dumbarton Oaks / Georgetown University, p. 359; E. Trapp, «Wörterbuch zum mittelalterlichen Griechisch, ein Project an der Universitäten Bonn und Wien», Österr.Wissenschaftsforum 1/1, 1987, pp. 55-57; E. Trapp, «Stand und perspektiven der mittelgriechischen Lexicographie», en AA. VV., Studien zur byzantinischen Lexicographie, Viena (Byzantina Vindobonensia, 18) 1988, esp. pp. 39-47: «Ein neues Lexiconprojekt». La presentación más completa y actualizada se encuentra en E. Trapp, «Das Lexicon zur byzantinischen Literatur», en W. Hörandner y E. Trapp (edd.), Lexicographica Byzantina. Beiträge zur byzantinischen Lexicographie (Wien, 1.-4.3. 1989), Viena (Byzantina Vindobonensia, 20) 1991, pp. 283-292. Cf. también J. Diethart, «Die bedeutung der papyri für die byzantinische Lexicographie», en Lexicographica Byzantina, cit., pp. 117-122. (vuelta al texto)
- [14]
- Muestra de ello son los dos volúmenes de la serie Byzantina Vindobonensia citados en la nota anterior. Aunque se sale un tanto del campo fijado para nuestra exposición, no está de más dar cuenta de la progresión del diccionario de griego medieval de Criará, cuyos dos primeros volúmenes reseñaba López Facal en el artículo que sirve de base a este trabajo. En 1990 se publicó su undécimo tomo, que llega hasta ξεκαθάρα (más de 5000 páginas ya). Una buena crítica de este léxico se encuentra en E. Trapp, «Stand und Perspektiven ...», cit. en nota 13, pp. 20-25. Véase también el balance del propio Criará en su trabajo «Εμπειρίες και βιώματα από την πορεία του Λεξικού της Μεσαιωνικής Ελληνικής δημώδους γραμματείας», en Lexicographica Byzantina, cit., pp. 199-206. (vuelta al texto)
- [15]
- P.M. Fraser y E. Matthews (edd.), A Lexicon of Greek Personal Names, I, The Aegean Islands. Cyprus. Cyrenaica, Oxford 1987. (vuelta al texto)
- [16]
- A.J. Van Windekens, Dictionnaire étymologique complémentaire de la langue grecque. Nouvelles contributions à l'interprétation historique et comparée du vocabulaire, Lovaina 1986. (vuelta al texto)
- [17]
- W. Bauer, Griechisch-deutsches Wörterbuch zu den Schriften des Neuen Testaments und der frühchristlichen Literatur. 6., völlig neu bearbeitete Auflage, im Institut für neutestamentliche Textforschung/Münster unter besonderer Mitwirkung von Viktor Reichmann herausgegeben von Kurt Aland und Barbara Aland, Berlín y Nueva York, de Gruyter, 1988. (vuelta al texto)
- [18]
- A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature: a translation and adaptation of the fourth revised and augmented edition of Walter Bauer's «Griechisch-Deutsches Wörterbuch zu den Schriften des Neuen Testaments und der übrigen urchristlichen Literatur.» Second edition revised and augmented by F. Wilbur Gingrich and Frederick W. Danker from Walter Bauers's fith edition, 1958, Chicago y Londres 1979. Véase la reseña de D. J. Georgacas en CP 76(2), 1981, pp. 153-159. (vuelta al texto)
- [19]
- Cf. también C. J. Hemer, «Towards a new Moulton and Milligan», Novum Testamentum 24, 1982, 97-123. (vuelta al texto)
- [20]
- La comunicación se titula «A New Dictionary of the New Testament illustrated from inscriptions and Papyri». Véase el libro de resúmenes de dicha sección, p. 59. Véase también el interesantísimo trabajo de G. H. R. Horsley, «The greek documentary evidence and NT lexical study: some soundings», en New Documents illustrating early Christianity. Volume 5. Linguistic essays, 1989, pp. 67 ss. (vuelta al texto)
- [21]
- A. Felber, A reverse index of Patristic Greek, Graz 1983 (Grazer Theologische Studien, 8). (vuelta al texto)
- [22]
- Diccionario Griego-Español. Anejo I. Diccionario Micénico (DMic.). Volumen I, redactado por F. Aura Jorro bajo la dirección de F. R. Adrados, Madrid, C.S.I.C., 1985, 480 pp. (vuelta al texto)
- [23]
- Véanse las reseñas de P. Ilievski, ZAnt. 36, 1986, 116-119; F. Bader, BSL 82, 1987, 226 s.; J.-L. Perpillou, REG 100, 1987, 507 s. Por otra parte F. Aura Jorro y A. Bernabé tienen en proyecto un estudio general del vocabulario micénico, con una organización aun por decidir. Véase el trabajo preparatorio de ambos «Cambios léxicos del micénico al griego del primer milenio» (en prensa en las actas del II Congreso Internacional de Micenología (Roma-Nápoles 1991) y el del primero de ellos «El léxico micénico y su evolución al primer milenio» (en prensa en las Actas del VIII Congreso de la S.E.E.C.). (vuelta al texto)
- [24]
- V. Bécares Botas, Diccionario de terminología gramatical griega, Salamanca 1985, 415 pp. Estando en pruebas este artículo, llega a mis manos el Léxico de términos arquitectónicos griegos, de A.K. Orlandos e I.N. Travlos publicado en Atenas en 1986 (Biblioteca de la Sociedad arqueológica de Atenas, 94) y que resulta ser una obra verdaderamente seria y exhaustiva fruto de largos años de trabajo. (vuelta al texto)
- [25]
- Cf. M. I. Gulletta, «Per un lessico greco dei vasi: storia degli studi e dei contributi dal 1829 al 1987», ASNP S 3a 18(4), 1988, pp. 1427-1439. Además de otros estudios preparatorios citados en la p. 1434, n. 22, cf. también su trabajo «Monete e vasi: essempi di interferenze lessicali», ASNP S 3a 17(4), 1987, pp. 959-969. (vuelta al texto)
- [26]
- Cf. G. Nenci, «Proposte di vocabolari tecnici greci», Convegno Nazionale sui lessici tecnici delle arti e dei mestieri. Cortona «Il Palazzone» 28-30 Maggio 1979, Pisa 1980, p. 169. (vuelta al texto)
- [27]
- Fue presentado oficialmente en 1966 en el XIII Congreso Internacional de Bizantinística (Oxford 1966). Cf. J. Karayannopoulos, «A survey of efforts for the creation of Byzantine Lexica», Βυζαντινά 4, 1972, pp. 215-236 y ahora especialmente «Zu einem Lexicon der byzantinischen Terminologie», en Lexicographica Byzantina, cit., pp. 179-184. (vuelta al texto)
- [28]
- Por otra parte, precisamente ahora los bizantinistas comienzan a hablar seriamente de reactivar el viejo proyecto de un Dictionaire des Antiquités byzantines (cf. Karayannopulos, art. cit., p. 182 s.) y paralelamente de dar un nuevo impulso al estancado apenas en sus inicios Reallexikon der Byzantinistik (cf. J. Irmscher, «Zum Plan eines Reallexikons der Byzantinistik», Helikon 22-27, 1982-87, pp. 517-520). (vuelta al texto)
- [29]
- Todos ellos publicados de forma independiente. En notas finales a cada apartado remitiré concisamente a algunos de los índices más interesantes de los publicados como complemento a ediciones, utilizando las abreviaturas del DGE. (vuelta al texto)
- [30]
- Para los índices de inscripciones y papiros remito a las listas bibliográficas que acompañan al volumen III del DGE. De todos modos, sí me gustaría llamar la atención sobre dos publicaciones de gran interés lexicográfico. Para las inscripciones conviene llamar la atención sobre la utilidad del volumen de índices del SEG (Supplementum Epigraphicum Graecum. Consolidated Index for volumes XXVI - XXXV (1976-1985), obra de H. Roozenbeck, Amsterdam 1990). Para los papiros hay que poner de relieve la serie de las Berichtigungsliste, cuya consulta global se ha visto ahora muy facilitada por una concordancia de las mismas, que incluye también un suplemento (W. Clarysse, R.W. Daniel, F.A.J. Hoogendijk y P. Van Minnen, Berichtigungsliste der griechischen Papyrusurkunden aus Ägypten. Konkordanz und Supplement zu Band I-VII (B.L. Konkordanz), Lovaina 1989). (vuelta al texto)
- [31]
- Un libro ciertamente atípico es el de M.M. Kumpf, Four Indices of the Homeric Hapax Legomena, Hildesheim-Zürich-Nueva York 1984 (Alpha-Omega, Reihe A, 46). Tras una introducción en que se justifica el interés, desde varios puntos de vista, de un estudio como éste, y se delimita el concepto de hapax empleado, el libro ofrece: 1. Lista de todos los hápax homéricos (si no es hápax absoluto se recogen los autores que emplean la palabra después de Homero). 2. Lista de los hápax por orden de aparición en los poemas. 3. Lista sólo de los nombres propios hápax. 4. Lista alfabética de los hápax exclusivos de Homero (basado solo en LSJ y Pape-Benseler). Esta lista es -y el autor lo advierte- la más discutible y susceptible de quedar atrasada y de hecho basta con cotejar esta lista con los volúmenes publicados del DGE para ver hasta qué punto lo es.). Una serie de tablas estadísticas cierran el libro. (vuelta al texto)
- [32]
- D.E. Gerber, Lexicon in Bacchylidem. Hildesheim - Zürich - Nueva York 1984 (Alpha-Omega, Reihe A, 69). (vuelta al texto)
- [33]
- M. Campbell, Index verborum in Apollonium Rhodium. Hildesheim - Zürich - Nueva York 1983 (Alpha-Omega, Reihe A, 62). (vuelta al texto)
- [34]
- P.C. Tapia Zúñiga, Vorschlag eines Lexicons zu den Aitia des Kallimachos. Buchstabe «Alpha», Frankfurt am Main-Berna-Nueva York 1986 (Studien zur klassischen Philologie, 23). (vuelta al texto)
- [35]
- M. Campbell, A Lexicon to Triphiodorus, Hildesheim - Zürich - Nueva York 1985 (Alpha-Omega, Reihe A, 73); id., Index verborum in Arati Phaenomena, Hildesheim - Zürich - Nueva York 1988 (Alpha-Omega, Reihe A, 90); id., Index verborum in Moschum et Bionem, Hildesheim - Zürich - Nueva York 1987. (vuelta al texto)
- [36]
- A. Bernabé y otros, Orphei Hymnorum Concordantia. Hildesheim - Zürich - Nueva York 1988 (Alpha-Omega, Reihe A, 84). De pasada diré que alguien debería aprovechar esta concordancia para realizar nuevos estudios sobre el léxico y la composición y sobre la fecha y origen de estos interesantes textos. (vuelta al texto)
- [37]
- F. Vian y E. Battegay, Lexique de Quintus de Smyrne. París 1984. (vuelta al texto)
- [38]
- V. Citti, E. Degani, G. Giangrande y G. Scarpa, An index to the Anthologia Graeca (Anthologia Palatina and Planudea). Amsterdam 1985-90. Fasc. 1: Α - Γρ, 172 pp. ; Fasc. 2: Γρ - Κάλλος, pp. 173-412; Fasc. III: Καλός - Πάσχω, pp. 413-652; Fasc. IV: Παταγέω - Ὤψ, pp. 653-897. (vuelta al texto)
- [39]
- Algunas de las ediciones con índices de interés son Poetae Epici Graeci (Bernabé 1987 y Davies 1988), Hippon. (Degani 1983), Poetae Elegiaci (Gentili-Prato 1985), Herod. y Mim.Fr.Pap. (Cunningham 1987), Supplementum Hellenisticum (Lloyd-Jones - Parsons 1983), Posidipp.Epigr. (Fernández Galiano 1987). (vuelta al texto)
- [40]
- G. Maloney, W. Frohn y P. Potter, Konkordanz zu den Hippokratischen Schriften. Hildesheim - Zürich - Nueva York 5 vols., 1986, 4869 pp. (Concordancia). Vol. VI. Index inverses du vocabulaire hippocratique, ed. par G. Maloney. Hildesheim-Zürich-Nueva York 1989, pp. 3-487. (Indice inverso) (Alpha-Omega, Reihe A, 75). (vuelta al texto)
- [41]
- J.H. Kühn y U. Fleischer, Index Hippocraticus, Gotinga 1989, pp. 1-946. (vuelta al texto)
- [42]
- A. Wartelle, Lexique de la «Poétique» d'Aristote. París 1985. (vuelta al texto)
- [43]
- L. Delatte, Ch. Rutten, S. Govaerts y J. Denooz, Aristote Metaphysica. Index verborum. Listes de fréquence. Relevés statistiques. Hildesheim - Zürich - Nueva York 1984 (Alpha-Omega, Reihe A, 42); J. Denooz, Aristote. Poetica. Index verborum. Listes de fréquence. Lieja 1988; G. Purnelle, Aristote. De anima. Index verborum. Listes de fréquence. Lieja 1988; L. Bodson, Aristote. De partibus animalium. Index verborum. Listes de fréquence, Lieja 1991. (vuelta al texto)
- [44]
- Una lista de las publicaciones del LASLA hasta 1986 puede verse en RELO 22, 1986, pp. 223-226. (vuelta al texto)
- [45]
- F. Conca, E. De Carli y G. Zanetto, Lessico dei Romanzieri Greci. I : (Α-Γ), Milán 1983; II: Δ - Ι. Hildesheim 1988, 289 pp. (Alpha-Omega, Reihe A, 78). (vuelta al texto)
- [46]
- J.I. Mcdougall, Lexicon in Diodorum Siculum. Pars I: Α-Κ. Pars II: Λ-Ω. Hildesheim - Zürich - Nueva York 1983 (Alpha-Omega, Reihe A, 64). (vuelta al texto)
- [47]
- I. y M. M. Avotins, Index in Eunapii vitas sophistarum. Hildesheim - Zürich - Nueva York 1983 (Alpha-Omega, Reihe A, 63). (vuelta al texto)
- [48]
- R. Neuberger-Donath, Longini «De sublimitate» Lexicon. Hildesheim - Zürich - Nueva York 1987 (Alpha-Omega, Reihe A, 88). (vuelta al texto)
- [49]
- A. Garzya (ed.), In Themistii orationes index auctus, Nápoles 1989, (Hellenica et Byzantina Neapolitana, 11). (vuelta al texto)
- [50]
- F. Martín García y A. Róspide López, Index mythiamborum Babrii, Hildesheim-Zürich-Nueva York 1990 (Alpha-Omega, Reihe A, 116). Con mínimos cambios es igual a la edición de Ciudad Real 1987. De ambos autores también es un Index Aesopi fabularum, Hildesheim-Zürich-Nueva York 1990 (Alpha-Omega, Reihe A, 118), que no he podido ver todavía. (vuelta al texto)
- [51]
- G. Fatouros, T. Krischer y D. Najock, Concordantiae in Libanium. Pars prima : Epistulae. Hildesheim 2 vols., 1987. Vol. 1 : pp. 3-1057. Vol. 2: pp. 3-1087; Concordantia in Libanium. Pars altera : Orationes. Hildesheim-Zürich-Nueva York 3 vols., 1989. Vol. 1: 685 pp. (Α - Δ). Vol. 2: 942 pp. (Ε - Ο). Vol. 3: 869 pp. (Π - Ω) (Alpha-Omega, Reihe A, 50). (vuelta al texto)
- [52]
- A. M. Bartoletti Colombo, Legum Iustiniani Imperatoris Vocabularium. Novellae. Pars Graeca, Milán 1986-7. (vuelta al texto)
- [53]
- Algunas de las ediciones con índices de interés son las de Hermarchus (Longo Auricchio 1988), Phld.Cont. (Angeli 1988), Phld.Mus.4 (Neubecker 1986), Phld.Ir. (Indelli 1988), Diog.Oen. (Casanova 1984), Did.in D. (Pearson-Stephens 1983), Porph.Marc. (O'Brien Wicker 1987), Lyd.Mag. (Bandy 1983), Marin.Procl. (Masullo 1985), Steph.in Hp.Progn. (Duffy 1985), Vett.Val. (Pingree 1986), Alex. Aphr.Fat. (Thillet 1984). (vuelta al texto)
- [54]
- A.M. Denis, Concordance grècque des Pseudépigraphes d' Ancien Testament. Concordance. Corpus des Textes, Indices, Leiden 1987. (vuelta al texto)
- [55]
- J. Mossay, Thesaurus Sancti Gregorii Nazianzeni. Enumeratio lemmatum. Orationes, Epistulae, Testamentum, Corpus Christianorum. Thesaurus Patrum Graecorum, Brepols-Turnhout 1990. (vuelta al texto)
- [56]
- Sobre el CDROM del CETEDOC que incluye numerosas ediciones del Corpus Christianorum Series Latina y Continuatio Medievalis, véase más adelante. (vuelta al texto)
- [57]
- C. Fabricius y D. Ridings, A Concordance to Gregory of Nyssa. Göteborg 1989. (Studia Graeca et Latina Gothoburgensia 50) (en microficha). (vuelta al texto)
- [58]
- M. Aubineau, Index verborum Homiliarum festalium Hesychii Hierosolymitani, Hildesheim - Zürich - Nueva York 1983 (Alpha-Omega, Reihe A, 52). (vuelta al texto)
- [59]
- Algunas ediciones de autores cristianos con índices de interés son A.Io. (Junod-Kaestli 1983), Iust.Phil.Apol. (Wartelle 1987), Iust.Phil.Coh.Gr., Monarch., Or.Gr. (Marcovich 1990), Hippol. Haer. (Marcovich 1986), Thdt.Is. (Guinot 1980-84), Thdt.Qu. in 1-4 Re, Qu.in 1-4 Pa. (Fernández Marcos - Busto Sáiz 1984), Nil.Narr. (Conca 1983), Doroth.Vis. (Hurst-Reverdin-Rudhardt 1984). (vuelta al texto)
- [60]
- P. Louw y E. A. Nida, Greek-English lexicon of the New Testament, based on semantic domains, Nueva York 1988, 2 vols. Véase además, entre otros trabajos teóricos previos, E.A. Nida, «Semantic domains and componential analysis of meaning», en Current Issues in Linguistic Theory, ed. por R.W. Cole, Bloomington 1977, pp. 139-167 y J.P. Louw, Lexicography and Translation, Ciudad del Cabo 1985. (vuelta al texto)
- [61]
- En un documentado artículo, M. Martínez Hernández, «Estado actual de la semántica y su aplicación al griego antiguo», en Actualización científica (ed. A. Martínez), Madrid 1983, p. 380 s. se fija en la labor semántica implícita y la aplicación de teorías semánticas modernas en diccionarios de griego antiguo como el Lexikon des Frühgriechischen Epos, el diccionario etimológico de Chantraine y el DGE. En el futuro probablemente habrá que sumar a esta lista el nuevo Moulton-Milligan a que aludía más arriba. (vuelta al texto)
- [62]
- L. Zgusta, Kleinatische Ortsnamen, Heidelberg 1984 (Beiträge zur Namensforschung, Bh. 21). (vuelta al texto)
- [63]
- R. Goulet (ed.), Dictionnaire des philosophes antiques, I, Abam(m)on à Axiothéa, París 1989. (vuelta al texto)
- [64]
- Entre la multitud de índices de nombres propios publicados acompañando a ediciones me gustaría llamar la atención sobre dos particularmente útiles, el de las Vidas de Plutarco en la colección Budé (E. Simon, Plutarque. Vies.Tome XVI. Index des noms propres, París (B) 1983) y el de la Biblioteca de Focio (J. Schamp, Photius. Bibliothèque. Tome IX. Index, París (B) 1991), que está dividido en diversas secciones: índice de antropónimos, de topónimos, además de índices de varia potiora, de obras citadas (profanas y patrísticas), de citas de autores (profanos, escrituras, padres) y de palabras notables. Asimismo, ya que hablamos de diccionarios enciclopédicos, mencionaré, entre los varios publicados o reeditados en estos años el Dictionnaire encyclopédique de la Bible, Brepols 1987. Está basado en la revisión completa de la traducción francesa del Diccionario enciclopédico de la Biblia holandés (1954-57). Consta de casi cuatro mil artículos, a cargo de más de cien colaboradores, con abundante información sobre los más diversos temas relacionados con las escrituras: libros de la Biblia, antropónimos y topónimos, todo tipo de realia del mundo bíblico, conceptos teológicos, etc. A modo de curiosidad, diré que sorprende un tanto la pobreza del artículo Diccionarios de la Biblia en este diccionario de la Biblia. (vuelta al texto)
- [65]
- G. Husson, ΟΙΚΙΑ. Le vocabulaire de la maison privée en Égypte d'après les papyrus grecs. París 1983. (vuelta al texto)
- [66]
- E. Battaglia, ARTOS. Il lessico della panificazione nei papiri greci, Milán 1989 (Biblioteca di Aevum Antiquum, 2). (vuelta al texto)
- [67]
- Otro trabajo muy interesante basado en material de papiros es el de L. Casarico, «Repertorio di nomi di mestieri. I sostantivi in -πώλης e -πράτης», Stud.Pap. 22, 1983, pp. 23-37. De entre los trabajos basados en material epigráfico pueden citarse los de A. Dworakowska, «Technical terms used in building accounts to describe the process of squarring stone blocks», Archeologia (Varsovia) 31, 1981, pp. 11-18, O. Masson, «Encore quelques noms de métier en -ᾶς», Serta Indogermanica. Festschrift Günther Neumann zum 60. Geburstag, Innsbruck 1982, pp. 171-176, M.-Ch. Hellmann, «A propos du vocabulaire architectural dans les inscriptions déliennes: les parties des portes», BCH 110, 1986, pp. 237-247 y M. Bile - R. Hodot, «Dialectes et lexique», art. cit. en nota 11. (vuelta al texto)
- [68]
- M. Casevitz, Le vocabulaire de la colonisation en grec ancien. Étude lexicologique: les familles de κτίζω et de οἰκέω οἰκίζω. París 1985, 280 pp. (vuelta al texto)
- [69]
- F. Skoda, Médecine ancienne et métaphore. Le vocabulaire de l'anatomie et de la pathologie en grec ancien, París 1988. (vuelta al texto)
- [70]
- M. Davies y J. Kathirithamby, Greek Insects. Londres 1986; I.C. Beavis, Insects and other invertebrates in Classical Antiquity. Exeter 1988. (vuelta al texto)
- [71]
- Es agradable comprobar hasta qué punto ambos libros están en deuda y siguen el camino trazado en muchos puntos por el libro ya clásico de Luis Gil, Nombres de insectos en griego antiguo. (vuelta al texto)
- [72]
- S. Abramowicz, «De quibus locis in Liddellii-Scottii Graeco - Anglico lexico emendandis», Eos 49, 1957-58, pp. 203-208; Eos 50, 1959-60, pp. 225-234; Eos 51, 1961, pp. 363-370; Eos 52, 1962, pp. 427-435; Eos 54, 1964, pp. 375-385; Eos 55, 1965, pp. 390-396. (vuelta al texto)
- [73]
- R. Renehan, Greek Lexicographical Notes. A Critical Supplement to the Greek-English Lexicon of LSJ. Gotinga 1975; id., Greek Lexicographical Notes. A Critical Supplement to the GreekEnglish Lexicon of LSJ, Second Series, Gotinga 1982, 143 pp. Véase la oportuna reseña de P. Glare al segundo volumen en CR 34, 1974, 73-75. (vuelta al texto)
- [74]
- J.A.L. Lee, «A note on Septuagint material in the Supplement to Liddell Scott», Glotta 47, 1969, p.234-242; Th. Drew, «Some Greek Words I», Glotta 50, 1972, 61-96; id., «Some Greek Words II», Glotta 50, 1972, 182-228; St.S. Tigner, «Some LSJ Addenda and Corrigenda», Glotta 52, 1974, pp. 192-206; S.B. Aleshire y J.J. Bodoh, «Some corrections to LSJ», Glotta 53, 1975, pp. 66-75; etc. (vuelta al texto)
- [75]
- R. J. Dürling, «Lexicographical Notes on Galen's pharmacological writings I-III», Glotta 57, 1979, 218-224; Glotta 58, 1980, 260-265; Glotta 60, 1982, 236-244; «Addenda lexicis, primarily from Aëtius of Amida and Paul of Aegina», Glotta 64, 1986, pp. 30-36. (vuelta al texto)
- [76]
- Cf. H. Marganne, Inventaire analytique des papyrus grecs de Médecine, Ginebra 1981. Es un repertorio de los papiros con bibliografía y que incluye al final un índice de palabras. (vuelta al texto)
- [77]
- I. Avotins, «On the greek vocabulary of the Digest», Glotta 60, 1982, 247-280. (vuelta al texto)
- [78]
- I. Avotins, On the greek of the Code of Iustinian: a Supplement to Liddell-Scott-Jones together with observations on the influence of Latin on legal Greek, Hildesheim 1989 (Altertumswissenschaftliche Texte und Studien, 17). (vuelta al texto)
- [79]
- De J. Diethart véase en particular, entre otros muchos trabajos puntuales, «Materialen aus den Papyri zur byzantinischen Lexicographie», en Studien zur byzantinischen Lexicographie, cit., pp. 47-69, y su reflexión sobre el asunto «Die bedeutung der papyri für die byzantinische Lexicographie», en Lexicographica Byzantina, cit., pp. 117-122. (vuelta al texto)
- [80]
- Sobre realia en fuentes bizantinas véase también el trabajo de A. Steiner, otra colaboradora del Lexikon zur byzantinischen Literatur, «Byzantinisches im Wortschatz der Suda», en Studien zur byzantinischen Lexicographie, cit., pp. 149-181. Steiner recoge y comenta vocabulario bizantino o post-clásico en la Suda, señala su presencia o ausencia en diversos diccionarios y ofrece nueva documentación, tomada en parte de los ficheros del LBL. El material está agrupado por areas semánticas (vestimenta, alimentación, plantas, ejército, etc...), lo que resulta muy original y cómodo. De esta autora véase también «Semantische Entwicklungen im mittelgriechischen anhand ausgewählter Beispiele», Byzantion 69, 1989, pp. 244-257, artículo en el que recoge y analiza una serie de ejemplos de cambio semántico en época bizantina. (vuelta al texto)
- [81]
- G. Xanthakis-Karamanos, «Notes on the vocabulary of post-classical tragedy», Glotta 60, 1982, pp. 93-96; id., «Some unrecorded words, originating mainly from Greek drama», Glotta 63, 1985, pp. 164-167. (vuelta al texto)
- [82]
- G. Panayiotou, «Paralipomena Lexicographica Cyranidea», ICS 15, 1990, pp. 295-338; id., «Addenda to the LSJ Greek-English Lexicon: lexicographical notes on the vocabulary of the Oracula Sibyllina», Ἑλληνικά 38(1), 1987, pp. 46-66; 38(2), 1987, pp. 296-317. Algunos trabajos de este tipo más puntuales son por ejemplo los de A. Connolly, «The meaning of ἀνορμίζω and the possible addendum lexicis ἀνορμέω», ZPE 86, 1991, pp. 35-40 y J. Rodríguez Somolinos, «Ἀναβρύζω (addendum lexicis), βρύζω (Archil. Fr. 28 D.) y el epitafio del rey Midas», Emerita 58, 1990, pp. 225-230. (vuelta al texto)
- [83]
- J. Rodríguez Somolinos, «Notas lexicográficas. Materiales para un futuro Suplemento al DGE», Emerita 56, 1988, pp. 233-244. (vuelta al texto)
- [84]
- Cf. también mi trabajo citado en la nota 82 y «The Diccionario Griego-Español and byzantine Lexicography», cit. en nota 12. (vuelta al texto)
- [85]
- Trabajos del tipo de P.J. Sijpesteijn, «The word ἐπίγομος», ZPE 65, 1986, pp. 173 s.; J. Diethart, «Zur Bedeutung von ἀνθηλᾶς», ZPE 75, 1988, p. 155 s.; G. Husson, «P.Oxy.47.3355: μονόχωρον, αἴθρα, ἀρτοψύγιον», ZPE 61, 1985, p. 69 s. (cf. también la nota 82). Buena parte de la bibliografía de estudios de palabras (planteados como addenda lexicis o no) vendrá en el futuro recogido en un útil volumen (v. infra). (vuelta al texto)
- [86]
- Entre las publicaciones sobre palabras fantasmas aparecidas en los últimos años, véase por ejemplo J.M Diethart, «Ghost-names und andere Berichtigungen zu wiener Papyri», ZPE 39, 1980, pp. 189-192; K.A. Worp, «A ghost-word: νειλοκαλάμη», en Miscellania Papyrologica (ed. R. Pintaudi), Florencia 1980, pp. 367 s.; W. Clarysse, «Ἐπάρδιον and ἐγγαίδιον delendum and addendum lexicis», ZPE 41, 1981, p. 256; H. Harrauer y P. J. Sijpesteijn, «Lexicographische Delenda, Corrigenda et Addenda», WS 96 (N.F. 17), 1983, pp. 69-74; L.C. Youtie, «ὁλόλιτος: a ghost word?», ZPE 54, 1984, p. 246; P.J. Sijpesteijn, «Ναυλεπλοῖον: a ghost word?», ZPE 64, 1986, pp. 117 s.; L.C. Youtie, «Καὶ βάπτιτα βλέφαρα», Miscel·lania Papirològica Ramon Roca Puig, Barcelona 1987, pp. 341 s.; M. Bile - R. Hodot, «Dialectes et lexique», Verbum 10, 1987, p. 242; C. Prato, «Liddell-Scott-Jones s.v. νοσοτυφέω», QUUC 58 (n.s. 29), 1988, p. 125; P. Schubert, «Κωντοναίτωρ: a ghost-word», ZPE 75, 1988 , pp. 173 s.; G. Bastianini, «ἄθλητος, un aggetivo fantasma», SCO 39, 1989, p. 351. (vuelta al texto)
- [87]
- Cf. T.E. Detorakes, «Προσθῆκαι εἰς τὸ Πατερικὸν Λεξικὸν Lampe ἐκ τῶν ἔργων Γρηγορίου τοῦ θεολόγου», EHBS (Ἐπετηρὶς Ἑταιρείας Βυζαντινῶν Σπουδῶν, Atenas) 45, 1982, 138-156; G. Fatouros, «Fehlendes in Lampes «Patristic Lexicon». Zum Wortschatz der Studites-Briefe», JÖB 33, 1984, 109-117; S.Y. Rudberg, «Notes léxicographiques sur l'Hexaéméron de Basile», Greek and Latin Studies in Memory of Cajus Fabricius, edited by Sven-Tage Teodorsson, Studia Graeca et Latina Gothoburgensia LIV, Göteborg 1990, pp. 24-32; W. Hörandner, «Lexicalische Beobachtungen zum Christos Paschon», en Studien zur byzantinischen Lexicographie, cit., p. 200. Cf. en general E. Trapp, «Stand und Perspektiven ...», cit. en nota 13, pp. 16-20. (vuelta al texto)
- [88]
- La información sobre palabras fantasmas aparece a menudo de modo disperso en las notas de las ediciones y estudios de papiros e inscripciones, etc. En el caso de los papiros esta información viene recogida luego en las Berichtigungsliste. En el caso de las inscripciones el SEG y el Bulletin Epigraphique cumplen peor con esta función y no es raro que quede relegada a publicaciones dispersas. No es raro además que sean los índices de las colecciones de inscripciones los responsables de algunas palabras fantasmas (así a modo ejemplo la forma βλαστόντες en SEG 36.555. 11 (Casope II a.C.) aparece asignada a un lema βλάστω en lugar de a βλαστάνω). Es sabido que en general los índices de inscripciones son peores que los de papiros. Un caso particularmente demostrativo es el de las inscripciones de Efeso, cuyo índice abunda en errores de todo tipo. Véase sobre los nombres propios O. Masson, «Remarques sur l'onomastique d'Ephèse (à propos de l'index Ephesos VIII.2)», ZPE 64, 1986, pp. 173 ss. (vuelta al texto)
- [89]
- Sobre este problema y otros asuntos suscitados por el léxico de los papiros, véase el artículo, lleno de reflexiones sugestivas y comentarios acertados, de H. Cadell, «Papyrologie et information lexicologique», en Scritti in onore di Orsolina Montevecchi, Bolonia 1981, pp. 73-83. De la p. 79 entresaco la siguiente frase: «... tout vocable pour lequel on ne possède qu'une seule attestation doit alerter le réflèxe critique et faire l'objet d'un examen minutieux, parfois accompagné d'une révision du document, ou, à défaut, de sa reproduction». Naturalmente este último trabajo corresponde a los editores, los lexicógrafos y filólogos en general solo pueden aplicar lo mejor que puedan su capacidad crítica. Con respecto a las inscripciones, véase las análogas observaciones de O. Masson y L. Dubois, Bull.Épigr.1988. 516, a propósito de Lexicon of Greek Personal Names: «... dans bien des dictionnaires et léxiques, toute forme attestée par un seul exemple et qui n'est pas d'une structure évidente devrait être contrôlée». Sobre los mutuos beneficios de una adecuada relación entre lexicógrafos y editores de textos en general, esto es, entre diccionarios y ediciones críticas, y sobre las limitaciones de unos y otros y los problemas que se les plantean en su trato con el otro véase A. Kambylis, «Lexicographie und Textkritik», en Lexicographica Byzantina, cit., pp. 155-178, con interesantes ejemplos tomados de textos bizantinos. (vuelta al texto)
- [90]
- H. J. Sieben, Voces. Eine Bibliographie zu wörtern und Begriffen aus der Patristik (1918-1978), Berlín y Nueva York 1980. (vuelta al texto)
- [91]
- En cierto modo complementario con el libro de P. Boned es el de J.P. Kwok, A historical appraisal of the principles employed in greek lexicography, Th. Doct. Dissert. Memphis, Tennessee 1986. A pesar de su aparente título es un libro bastante superficial e ingenuo, con enormes y llamativas lagunas en la bibliografía estudiada y utilizada (no conoce por ejemplo la Introducción a la Lexicografía griega, libro del que podría haber sacado provechosa información casi de cualquier página), con un desconocimiento bastante evidente de parte de la bibliografía citada, y obviamente también con buenas observaciones. Su interés primordial y lo que mejor conoce es lo referido al Nuevo Testamento. En definitiva, es poco más que una bibliografía más o menos parcial no muy acertadamente comentada. (vuelta al texto)
- [92]
- La mejor información es la que proporciona el propio Thesaurus mediante sus Newsletters. (vuelta al texto)
- [93]
- El TLG se ha hecho eco definitivamente del interés de los bizantinistas por que la época bizantina tenga cabida en el proyecto. El trabajo en los últimos tiempos ha estado centrado en la introducción en el banco de datos de escolios. A corto y medio plazo el grueso de la actividad del proyecto se dedicará a los historiadores bizantinos así como a la verificación de todos los textos incluidos. En el mejor de los casos se completaría el trabajo previsto hasta la fecha de 1453 en el plazo de 5 años. Los problemas para llevar a cabo este plan son de orden financiero, para lo cual el profesor Brunner solicita un respaldo internacional capaz de convencer a los organismos que subvencionan al TLG de la necesidad de seguir haciéndolo en el futuro. Véase en última instancia el artículo de Th.F. Brunner, «TLG expansion: the byzantine era», en Lexicographica Byzantina, cit., pp. 53-59. (vuelta al texto)
- [94]
- Cf. «The Princeton Epigraphic Project», comunicación presentada al IX Congreso de la FIEC (Pisa 24-30 VIII 1989), leída en la sección del congreso llamada Instrumenta Studiorum. Véase el libro de resúmenes de dicha sección, p. 22. (vuelta al texto)
- [95]
- Cf. «The Duke data Bank of Documentary Papyri», Atti del XVII Congresso Internazionale di Papirologia, I, Nápoles 1984, pp. 167-173, otra comunicación con el mismo título, Proceedings of the XVIII International Congress of Papyrology. Athens 25-31 May 1986, vol. II, Atenas 1988, pp. 15-19, así como una tercera también de idéntico título, presentada al IX Congreso de la FIEC (Pisa 24-30 VIII 1989), leída en la sección del congreso llamada Instrumenta Studiorum. Véase el libro de resúmenes de dicha sección, p. 53. (vuelta al texto)
- [96]
- Véase la comunicación presentada al IX Congreso de la FIEC (Pisa 24-30 VIII 1989), titulada «The TLG at Irvine and the Computerization of Subliterary Texts on Papyri», leída en la sección del congreso llamada Instrumenta Studiorum, cf. libro de resúmenes de dicha sección, p. 70. (vuelta al texto)
- [97]
- Si dejamos de lado los índices y concordancias hechos sobre textos suministrados por el TLG y trabajos como los citados en la siguiente nota, éste, a lo que yo se, ha sido sobre todo empleado para identificar papiros literarios, cf. Th.F. Brunner, «Two Papyri of Appian from Dura-Europus», GRBS 25, 1984, pp. 171-175; W. H. Willis, «Identifying and editing a papyrus of Achilles Tatius by computer», Atti del XVII Congresso Internazionale di Papirologia, I, Nápoles 1984, pp. 163-166; Th. F. Brunner, «Computer-früchte», ZPE 66, 1986, pp. 293-296; id., «P.Oxy. XLVIII 3376 Fr. 4», ZPE 69, 1987, pp. 229 s.; S. Fortuna, R. Bindi y A. Bozzi, «Nuovi frammenti di P.Oxy.2181 (Platone, Fedone) identificati con il ricorso all'archivio computerizzato (T.L.G.)», Studi Classici e Orientali 37, 1987, pp. 191-203; W.H. Willis, «The Robinson-Cologne Papyrus of Achilles Tatius», GRBS 31(1), 1990, pp. 73-102. (vuelta al texto)
- [98]
- Una orientación más lexicográfica tienen los trabajos de Th.F. Brunner, «εὐώψ», ZPE 66, 1986, p. 292; L. Wilshire, «The TLG Computer and further reference to αὐθεντέω in 1 Timothy 2.12», NTStud 34. 1988, 120-134; Th.F. Brunner, «Hapax and non-Hapax legomena in Palladius' Life of Chrysostom», Analecta Bollandiana 107, 1989, pp. 33-38; A. Connolly, «The meaning of ἀνορμίζω and the possible addendum lexicis ἀνορμέω», ZPE 86, 1991, pp. 35-40. Algo más ambicioso es el trabajo de F.R. Adrados y mío, «The Diccionario Griego-Español and Byzantine Lexicography», cit. en nota 12, en el que presentamos ejemplos de materiales léxicos ausentes del volumen I del DGE localizados con ayuda del CDROM. Sobre la utilización del CDROM del TLG en el DGE, véase también el artículo de I. Alvarez y mío citado en la nota 10, pp. 87 ss. Sobre el aprovechamiento del disco para el LBL, véase el último trabajo de Trapp citado en nota 13, p. 289. (vuelta al texto)
- [99]
- Hay diversos sistemas y programas para aprovechar la información que han ido surgiendo y perfeccionándose en distintas universidades y centros de investigación. Todos ellos son en buena medida experimentales. El más conocido, aunque probablemente no el más utilizado, es el sistema Ibycus, cuyo creador es el propio David Packard. Su principal inconveniente, aparte de que es prácticamente imposible conseguirlo, es que se trata de un sistema cerrado e independiente y que el software complementario para procesar la información es muy deficiente. Sobre él, véase J.J. Hughes, «The Ibycus-SC: a multilingual computer system for scholars», Bits and Bytes Review 1, 1986, pp. 1-8; A. Bozzi, «Archivio TLG e IBYCUS SC: nuove tecnologie per gli studi classici», MD 17, 1987, pp. 175-184 y las oportunas críticas de J.M. Díaz de Bustamante, «Tradición y reluctancia: lo viejo y lo nuevo en metodología filológica», Euphrosyne 19, 1991, pp. 400 s. Otros programas que permiten una mayor flexibilidad en el procesamiento de la información han ido surgiendo, como digo, en distintos lugares. En la Newsletter 16 (Diciembre de 1989) del TLG se informa sobre el software existente para acceder a los distintos CDROM, tanto para entorno MacIntosh como para ordenadores compatibles. Mi conocimiento, directo o indirecto, de buena parte de los programas existentes me ha convencido de que, en conjunto, hoy por hoy, el más completo que existe parece ser el desarrollado por R. M. Smith y otros profesores de la Universidad de Santa Bárbara, en California, en particular por su manejo del índice de formas del CDROM C, por su total flexibilidad para efectuar búsquedas en grupos de autores y por la sofisticación de las búsquedas permitidas. En el ámbito de los ordenadores MacIntosh el mejor sin duda es el llamado Pandora, desarrollado en la Universidad de Harvard en Massachussets, y en particular su última versión, que aprovecha también el índice del CDROM. En cualquier caso, hay que decir que no resulta fácil de entender que el TLG y el PHI distribuyan sus discos compactos sin ningún tipo de software para acceder a ellos y en general con escasísima documentación impresa, si no nula. Por poner un ejemplo, diré que el el Trésor de la Langue Française pondrá a la venta este año un disco compacto con numerosos textos literarios franceses y que vendrá acompañado de un sofisticado programa de búsquedas. Y sin salirnos de los estudios clásicos, el CETEDOC comenzará a distribuir a finales de año un disco compacto con numerosos textos del Corpus Christianorum (Series Latina) y (Continuatio Medievalis) con un sofisticado programa de búsquedas expresamente creado, un manual de uso y abundante información sobre el contenido del disco. Esta carencia de los discos del TLG y del PHI es grave, pues sus creadores, si bien como digo ultimamente dan información sobre los programas existentes, no se hacen responsables de que los nuevos discos sean compatibles con ellos. Esta dinámica sin duda crea confusión y frustración en los usuarios con medios limitados y siempre queda la sospecha de que muchos de los discos ya distribuidos permanecen guardados en un cajón sin sacarles rendimiento (de tanto en tanto el TLG publica con creciente satisfacción una lista del número de discos distribuidos en cada país: según la última lista, aparecida en la Newsletter 19 (Septiembre 1991) en esa fecha había en circulación 909 ejemplares del CDROM C, que se reparten muy desigualmente entre los más diversos países, desde los 448 que hay en EE.UU. hasta un único ejemplar en países como Sudán o Finlandia). (vuelta al texto)
- [100]
- Conviene decir que el TLG no ha renunciado a añadir en algún momento a los textos su aparato crítico (cf. Newsletter no. 10, Julio de 1986). (vuelta al texto)
- [101]
- Las ediciones vienen recogidas en el Canon of Greek Authors and Works, Third Edition, Oxford 1990, de Luci Berkowitz y Karl A. Squitier. Esta tercera edición, al margen de que incluye muchos más autores y obras, como reflejo de los textos que se están introduciendo actualmente en el banco de datos o cuya inclusión está prevista a corto o medio plazo, contiene notables mejoras con respecto a la segunda, de 1986, que la hacen un libro de consulta mucho más útil y manejable. Estas mejoras se refieren en particular a la caracterización convencional, no solo ya de los autores, sino también de las obras con arreglo a etiquetas identificadoras de su contenido (en un apéndice las obras vienen agrupadas por dichas etiquetas) y sobre todo, para los usuarios de los CDROM del TLG, a una lista alfabética de autores en que consta el sistema de referencia utilizado para cada una de las obras tratadas. (vuelta al texto)
- [102]
- Sobre este y otros problemas planteados por la selección de ediciones véase el artículo mío y de Ignacio Alvarez citado en nota 10, p. 86. De todos modos, el TLG no descarta actualizar sus ediciones de referencia (cf. Brunner, «TLG Expansion ...», cit. en la nota 93, p. 55), pero evidentemente es algo muy laborioso, ya que ello supone tener que volver a introducir y revisar el texto. (vuelta al texto)
- [103]
- Es un problema grave por ejemplo que en el índice del CDROM no se distingan los nombres propios de los comunes. (vuelta al texto)
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